EL ESCAPE
En la pista 2 del Aeropuerto Internacional de Río de Janeiro, un Antonov 74, de la empresa TRANS-BRAZIL, se prepara para partir hacia Africa, con un valioso cargamento. Adentro Diana Descabello, “La Hallaquita”, observa el ambiente festivo de la ciudad, los fuegos artificales. Es Mayo, no es Carnaval, es la celebración de la justicia. La Presidenta Vilma Rosales ha sido separada de su cargo por parte del Senado Brasileño. Es el momento oportuno para que “La Hallaquita”, la hija del #CapitanHallaca, se vaya lejos.
-No
entiendo todavía cómo pudo pasar esto de Mosquera&Farías. Papá, sus amigos y sus camaradas no tan amigos, debe estar
tristes. Esos Papeles de Panamá pusieron al descubierto a todos sus testaferros.
Oswaldito
Acevedo, sentado a un lado de Diana, pela los ojos y mira a otro lado, luego
trata infructuosamente de calmar a “La Hallaquita”:
-¡Oh! Mi divino bombón bañado de Miel. Cálmate, pronto estaremos en las Islas Seychelles disfrutando de la arenita playita ¡Alégrate Amor!
-¡Ya cállate! Estoy muerta de la arr%&$#ra.
-Velo por el lado bueno amooor. No hará falta el cupo Cavivi, porque tenemos una paleta con mil millones de dólares en efectivo allá atrás.
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-¿Es
todo lo que te importa?
-No
amor ¡Me importas tú! Tu amor, tu sonrisa, tus besos, tuss…
-Ya
ya ya… deja de jarame bo()==&% recuerda que estás a prueba. Aún no perdono
tu infidelilad.
-Perdóname
mi amor ¡Pónme la prueba que quieras!
La
“Hallaquita” mira con rabia a su “querido”. Aún no logra superar lo ocurrido,
hace seis meses.
SEIS MESES ANTES
Es una noche fresca en el Hatillo, a pesar de la sequía y la calima, que hacen estragos en la parte baja del valle de Caracas, con su pestilencia a monte quemado, hay verde por derredor. Las risas y los quejidos se escuchan desde el gran salón del apartamento. Entre las penumbras se pueden ver los dos cuerpos desnudos, entrelazados, en constante movimiento.
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En ocasiones la mujer pide más fuerza y más rapidez. El hombre emocionado obedece. Los quejidos de ambos ensordecen. La mujer no deja de pedir, quejarse y reír, mientras el hombre besa y muerde con fuerza el cuerpo de su pareja. En un momento de climax la mujer comienza a gritar una y otra vez, en un tono cada vez más ascendente. El hombre acelera su movimiento alternativamente sensual a uno cada véz más repetitivo y violento. Y la luz se enciende.
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-¿Qué pasa?- el hombre mira hacia la puerta del cuarto, y allí está esa furiosa mujer de cabello castaño oscuro.
-¡Mi amor! ¡No es lo que tú estás pensando!
-¿Ah nooo? Desde aquí puedo ver tu ()/&$%$%#”& dentro de ella ¿Qué quieres que piense? ¿Que le estás haciéndo una citología laparoscópica? ¿Eres ginecólogo o algo?
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-¿Qué te pasa estúpida? Largo de aquí- grita la mujer desnuda, entre las advertencias y las señas del hombre que ya está en una difícil situación. La amante, orgullosa de ser campeona de peleas en la cola del pollo, se acerca amenazante a la furiosa mujer, lanzando manotazos e insultos relacionados con el sexo oral. Pero la joven no pierde la compostura, y apenas la tiene al alcance de sus brazos, la hala del cabello y le lanza una andanada de certeros golpes en el rostro.
El
hombre no puede creer lo que está viendo. Su furiosa mujer engañada, emprende a
golpes a la amante a puño limpio y luego, sin soltarla de los cabellos la
arroja por la ventana de la habitación, en un solo envión. Los vecinos del piso
de abajo se despiertan. Un par de sexagenarios, cuyos hijos partieron a vivir
fuera del país, vieron con horror el cuerpo desnudo de la mujer volando en
caída libre de cinco pisos. Afortunadamente, justo abajo está la piscina. Nadie
es capaz de subir al apartamento de Oswaldito, cuando “La Hallaquita” está
furiosa. Al igual que su padre es una mujer de malas pulgas, cruel y vengativa,
y sus guardaespaldas, son igual de crueles y mortales.
-¿Así
correspondes el amor que te tengo? ¿Trayendo al apartamento a cualquier perra
de la calle y revolcándote con ella? ¡Ah!
-Mi
amor, en serio ¡Yo no quise! ¡Pero fue un momento de debilidad!- Oswaldito
ruega, mientras la mujer le da de golpes, por la cara, la espalda y paratadas
por las nalgas.
-¿Debilidad? Y si estabas “débil” ¿Por qué no me buscaste? ¡Negro Manguera! ¡Ven acá pronto!
Un enorme hombre negro y musculoso entra al apartamento, seguido de otro negro más bajo, pero con cara de asesino.
-¡Mande señora!
-Sácame a esta mier%&$# del apartamento, así tal cual.
-Mi amor ¡Mi ropa!
-¿Cuál ropa? Todo lo que cargas puesto te lo dí yo. Es más, suelta ese interior. Te vas así mismo. Con una mano adelante y otra atrás. Como cuando te conocí.
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Con
su enorme mano de casi medio metro de longitud, el hombre sujeta a Oswaldito y
a la voz de “ven aca w%&$on”, lo saca del apartamento.
-¡Tú!-
le dice la mujer al escolta de baja estatura. Llévate toda esta ropa y ve que
te queda y le repartes lo demás al resto de los muchachos-. Luego de la trágica
escena, Diana, “la Hallaquita”, no puede resistir la rabia que lleva por
dentro, y comienza a llorar. Porque toda niña mala, es llorona.
Días
más tarde, El #CapitanHallaca se reúne con su hija en el gran complejo, mansión
del Furrial.
-Hija,
he estado viendo que es, conveniente, que te vayas a Brasil a invertir y a
estudiar música y a desarrollar “tu arte”.
-Aaaapiiii
¿Por qué Brasil y no México?
-Porque
Brasil no tiene tratado de extradición a los Estados Unidos. Lulo y Vilma son
mis amigos del alma, te van a cuidar, y así podré visitarte tranquilamente- la “Hallaquita”, aún
dolida por la traición, asiente y se prepara para el viaje.
CLASES DE CANTO
Se inician las audiciones en la “Escola do Música do Rio de Janeiro” para hacer la nivelación de los jóvenes cantantes, que han venido de todo Brasil y buena parte de Latinoamérica. En la sala principal está preparado el escenario con los músicos y en la décima fila, está instalado el estrado de los tres jurados, que evaluarán en qué nivel se encuentran los jóvenes, que cantarán para poder optar a una beca o a simplemente estudiar canto en esta escuela.
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Todos
los presentes hablan de la “Hallaquita”, la prensa está presente para cubrir el
magno evento del “bello canto”.
-¡Passando a fase senhorita Diana Descabeio!- ordena
uno de los jurados. Diana es la quinta en ser evaluada el día de hoy. Los
jurados han demostrado ser exigentes y en ocasiones despiadados.
Diana se presenta en el escenario vestida con un sensual vestido color crema.
-Buenos Dias- dice tímidamente.
-Que vai cantar?- pregunta uno de los jurados
-“Lluvia de pasión”.
-Quem é o compositor?
-Lo compuse yo misma.
-O cantautora… começa.
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Comienza
a sonar un fondo de percusión y música electrónica. Efectos de luces y humo.
Todo traído por la señorita. Una coreografía de media docena de bailarines, toda
la coreografía parecía ir muy bien, hasta que y de pronto emerge Dianita
cantando… “Como gotas que caen, en mi cuerpooooo….”
Dos
de los tres jurados no podían ocultar su desagradable sorpresa. El tercero, el
más viejo y quien interrogó a la señorita, parecía inmóvil. Cuando a la señorita
le tocó cantar el coro, el jurado no aguantó más.
-¡EH! ¡PARAR ISSO YA!
¡PARAR ISSO YA!-
de inmediato todo se para, menos la señorita que siguió cantando a capela por
más de medio minuto, hasta que se dio cuenta que todos la veían como si
estuviera loca.
-¿Qué
pasó?
-Senhorita.
Você não precisa de aulas de canto. O que você precisa, é para renascer. Porque
nesta vida você não servem para cantar.
-No
entendí- responde Dianita con los ojos aguados y cara de hacer pucheros.
-La
coreografía está muy buena, eres buena bailarina, tu puesta en escena es buena,
pero hay algo que le falta a tu voz, y al texto de la canción… ¡Básicamente
cantas horrible!- responde la mujer del jurado. La única que habla español.
Diana
revienta a llorar en el escenario.
-Minha recomendação é começar do zero. Eu já
vi pior. E eles acabam fazendo músicas para comerciais, ou escrever canções
para outros artistas com mais de, digamos, talento.- La sugerencia de
convertirse en cantante de comerciales, hace que Diana se quiera morir, la
humillación es demasiado.
-Sabemos
que tu padre es un hombre acaudalado y poderoso y que estamos en riesgo de
morir por estas críticas, pero, nuestro compromiso es con el arte es primero. Y realmente
es una falta total de respeto para con el público escuchar semejante horror.
Furiosa
y humillada, “La Hallaquita” se retira del escenario y se prepara para irse de
compras para poder pasar el mal momento. A lo lejos se escucha a uno de los
tres jurados decir “Acontece a seguir”, que pase el siguiente.
-Que vai cantar
senhor Shamir?
-Conto de Fadas
-Quem é o compositor?
-Eu sou um cantor
-Começa- El joven cantante
toma su guitarra y comienza a cantar
Jurei ser diferente
Falei que era feio homem que mente
Que me sentia bem com seus parentes
Mas para, espera um pouco, deixa eu te
falar…
El joven cantante provoca una grata impresión
en el jurado y en el improvisado público. Quizá no sea la encarnación de mejor
exponente de la balada brasilera, pero comparado con los seis anteriores, los
tres profesores por fin escuchan a un buen prospecto.
“La
Hallaquita” se ve tentada a acompañar al grupo de estudiantes que se acercan al
escenario. Allí está Shamir Alejandro, sentado en mitad del escenario con su
guitarra:
Agora pode me xingar que pra mim tanto faz
Pode se revoltar, mostrar a sua ira
Era tudo mentira
Entenda que não quero mais
Passou, ficou pra trás, agora tanto faz
E eu não sinto nada
Você caiu no meu conto de fadas…
Shamir
no quita la mirada al público, pero de pronto el joven inclina su cabeza hasta
cruzar su mirada con Diana. Una extraña química comienza a operar en el cuerpo
de la joven. Lejos de sentir envidia, comienza a sentir deseos de tener a ese
“muñeco” en su colección de trofeos.
El
jurado elogió al joven cantante, no sin antes hacerle un par de críticas. Si
bien es admirable tratar de tocar un instrumento a la par que cantas, debe
tratar de desprenderse de esa imagen de universitario aficionado, cantando con la
guitarra en los jardines del campus y deshacerse del suetercito de capucha y vestirse como todo un profesional.
LA FIESTA
Esa
semana, y con ayuda de unas nuevas “amigas”,
“La Hallaquita” decide hacer una fiesta en un club de Leblon. La mayoría
de los invitados, son estudiantes y algunos profesores de la “Escola do
música”, sólo uno de los jurados de la audición decidió asistir. Quizá la
intención de la joven era agasajar y comprar algunas conciencias para ganar
atención extra en sus estudios, toda vez que es evidente, la va a necesitar.
Dianita
espera ansiosa a Shamir Alejandro, la estrella de la audición. Este llega cerca
de la media noche. El “Negro Manguera”, encargado de la seguridad de Dianita,
le informa a su jefa, según sus instrucciones. El joven, vestido muy sencillo,
con camisa color negro brillante y jeans, entra a la fiesta y admira toda la
decoración y las invitadas. Aunque los mesoneros le ofrecen pasapalos y
bebidas, el joven se abstiene. Él está un poco apenado y tímido, todos son
desconocidos. Su recorrido es interrumpido por la anfitriona con dos copas de
champaña en la mano:
-Bienvenido Shamir.
-Hola, buenas noches ¡Gracias!
-¡Hablas español!
-Si bueno, mi familia es de Paraguay. Un rato aquí otro allá.
-Diana Calígula Descabello. Es un placer conocerte. El mejor de hoy en la audición.
-¡Gracias! Realmente fue el fruto de mucho trabajo. Siempre quise cantar. Aunque mis padres no aprobaban eso, querían que fuera abogado como ellos. De hecho hasta estudie un poco de derecho, pero. Lo mío es cantar…
-Seguro ¿Qué te pareció mi actuación?- pregunta la joven un poco apenada. |
-Me
pareció muy bien. Los jurados en esas audiciones son despiadados ¿Sabes? Si les
das poco quieren que des más y si les das más, quieren mucho más. Así que no te
desanimes, más temprano que tarde sorprenderás a quienes te critican.
-Brindemos
por eso.
-Salud-
las copas chocan y el joven, aún tímido parece retirarse.
-¿Dónde
vas?
-Aaaah
bueno a disfrutar de la fiesta…
-¿No
te desagrada mi compañía? ¿verdad?
-No
¡No! para nada.
-Quisiera
caminar por la playa, pero no quiero ir sola. Es de noche y está oscuro.
-Ah
bueno- Es una extraña propuesta, viniendo de una chica que tiene media docena
de escoltas sacados de las fuerzas especiales del Ejército de Venezuela, pero,
Shamir está bastante inocente y tímido. Así que decide acompañar a la chica en
su recorrido por la playa privada, alumbrada por la luz de las antorchas,
seguidos a unos veinte metros por sus guardaespaldas “El Negro Manguera”, “El
Flaco” y el “Enano Memin”.
-¿Conoces
Rio? Si. Bastante. De hecho, en ese conflicto que tuve con mis padres por
querer ser cantante, me vine y estuve un tiempo de taxista… Tu sabes como el
viejo cantante venezolano aquel Franco de Vita… “del rojo al verde no hay mucho
tiempo para soñar…”
-Jajajajaja
¡Que cómico! ¿Y sacabas tu guitarra en las colas y en las paradas de semáforo?
-Noooo,
no tanto así. Pero mientras esperaba en la parada, lo hacía. La gente en Río
es muy musical. Aprendí a cantar Bossa Novas y Sertanejas, y a tocar sus
instrumentos. No es difícil volverse un buen cantante aquí, aunque la gente se
vaya para Miami a ser famosos. El año antepasado estuve en un carnaval.
-¿En
serio? ¡Cuentame!- la “Hallaquita” está fascinada por las historias del joven
Shamir.
-Vestido
con uno de esos trajes de fantasía en el sambodromo y tocando una timba… fue
toda una experiencia. Después de eso, me reconcilié con mis padres. Ellos
aceptaron mi inclinación por la música y ahora me están apoyando. Aunque te
cuento un secreto.
-Dime.
-Aún
sigo hago carreras en taxi. Es genial, conoces mucha gente y lugares.
-¿Me
llevas en tu taxi a conocer Río?
-¡Claro!
La
“Hallaquita” esperaba que la champaña hiciera su efecto sobre el joven cantante
y quisiera caer seducido a sus encantos, propasándose. Pero no, Shamir prefirió
seguir disfrutando de la playa y contando sobre lugares de la ciudad. Incluso
cantó a capela un par de canciones que tenían que ver con esos lugares. Cerca
de las dos, el joven decide retirarse, con apenas un beso en la mejilla, cuando
Dianita esperaba que ese beso aterrizara en su boca.
La chica no pudo dormir pensando: ¿Será que tiene novia? ¡Las mujeres aquí son como medio regaladas! ¡Un hombre así debe tener mil queridas! ¿Será que me vio fea? ¿Será que es gay? ¡No! ¡Seguro que lo intimidé con mi dinero y mi poder! ¡Ya va a ver! ¡Mañana me cobro esa! ¡No se me va a ir liso!...
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EL TAXI AMARILLO
Shamir llega a la lujosa residencia donde vive Dianita, “La Hallaquita”, para acompañarla a dar una vuelta por la ciudad, en su taxi, un Nissan Leaf color amarillo. Diana, como siempre, elegante pero sensual, sube emocionada al auto del taxista cantante y comienzan a recorrer las calles, seguidos muy de cerca por dos camionetas blindadas, donde están sus guardaespaldas.
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Al
son de las canciones brasileras, cantadas a capela, Shamir le muestra a Diana
esos lugares recónditos de la ciudad, donde sólo los turistas más frecuentes
pueden disfrutar de la mejor música, la mejor comida, los personajes de las
playas de Ipanema y Copacabana, las escuelas de Samba, los lugares coloniales o
los barrios más antiguos. Diana está fascinada.
El Cristo Redentor es la parada obligada. Desde el mirador se puede ver toda la ciudad. Pero no es sino en el mirador de Pan de Azucar, que ocurre el primer beso de la pareja.
Allí, lejos de los temibles guardaespaldas “afrodescendientes”, todas las dudas de “La Hallaquita” se disipan. De regreso a la playa de Leblon, la pareja camina tomada de la mano, sin sospechar, que un paparazzi, de esos que esperan tomar la foto de algún famoso dándose un chapuzón, los tomaría con su cámara. “El Negro Manguera” corrió infructuosamente tras el hombre, que resultó ser más veloz.
El Cristo Redentor es la parada obligada. Desde el mirador se puede ver toda la ciudad. Pero no es sino en el mirador de Pan de Azucar, que ocurre el primer beso de la pareja.
Allí, lejos de los temibles guardaespaldas “afrodescendientes”, todas las dudas de “La Hallaquita” se disipan. De regreso a la playa de Leblon, la pareja camina tomada de la mano, sin sospechar, que un paparazzi, de esos que esperan tomar la foto de algún famoso dándose un chapuzón, los tomaría con su cámara. “El Negro Manguera” corrió infructuosamente tras el hombre, que resultó ser más veloz.
En
la noche, la nueva pareja, comparte una Feijolada en un popular restaurante de
Ipanema. En otro momento, “La Hallaquita” estaría asqueada de romper su
estricta dieta con un plato de frijoles con patas de cochino. Pero con Shamir,
Diana se siente en las nubes comiendo un delicioso manjar.
“La noche es joven” dice “La Hallaquita”, así que la pareja va a cerrar la aventura en la discoteca Fosfobox en pleno centro de Copacabana, el único sitio donde “La Hallaquita” sabe llegar sin guía.
Para entrar la cola era bien larga, como la cola del arroz un jueves en Venezuela, pero a pesar que “La Hallaquita”, es famosa sólo por allá, y de manera bastante infausta, los hombres de seguridad dejaron pasar a la chica, su acompañante y dos de sus guardaespaldas, sin hacer mayores preguntas.
Fue muy difícil no ser blanco de los paparazzi que filmaron todo aquello. Allí Dianita descubrió que su cantautor es un buen bailarín. En la hora loca, bailaron al son de la música electrónica Europea y Brasilera, Samba, Reggaeton, Rock, Ska y cuanto genero bailable existiera.
|
Pasadas 2 de la madrugada, la música se hizo más lenta y romántica, comienza a sonar “Voce” de “Os Paralamas do Sucesso”. Shamir coreaba la canción, mientras abrazaba a Dianita, de espalas a él. Para “La Hallaquita”, ese momento fue mágico.
Ha llegado el momento de despedirse. Un beso es suficiente, aunque Dianita “La Hallaquita” quisiera algo más profundo y apasionado. De nuevo las preguntas ¿Por qué…? ¿Estoy gorda? ¿No soy atractiva?... ¡No me la calo! Mañana acabo con esto.
|
TARDE DE ESTUDIAR
Después de las clases Shamir lleva en su taxi “amarillo pollito” a Diana para su apartamento en Leblon, ante la mirada y los comentarios de sus compañeros de clase: “Qué rápido se enganchó la venezolanita con Shamir”…
Shamir
entra por primera vez al apartamento de Diana, ante la mirada pétrea del “Negro
Manguera”. El joven se sienta en mitad del sofá, tenso por el peso de la mirada
del celoso guardaespaldas. Se oye el rechinar de las escaleras desde el segundo
piso del amplio apartamento. Es la joven que baja descalza con una diminuta
blusa de rayas.
-¡Negro! te puedes ir ¡no hay problema!
El “Negro Manguera” gruñe y la joven protesta.
-Sabes que soy una chica grande y no tienes que estarle contando a páito mis cosas. Así que chau- le ordena “La Hallaquita” a su enorme guardaespaldas, mientras baja del primer piso a la sala. El hombre se da la media vuelta y se retira.
-Es intimidante tu guaraespaldas ¿por qué le dicen manguera?- pregunta Shamir con exagerada candidez.
-¡Jajajajajajaja! ¡No quieres saber eso por favor!
Shamir se corta un poco, aun sigue tenso.
|
-¿Cuándo comenzamos a estudiar?
-¿En
serio? ¿Qué preguntas son esas?- Dianita va al mini bar que está junto a uno de
los ventanales y sirve dos vasos de whisky.
-Diana,
yo no beb…
-¡Silencio!
Vas a beber un poquito conmigo. No me vas a despreciar- Shamir
preocupado y temeroso toma el vaso y luego de brindar, comienza a beber.
Alternado en cada vaso de whisky, con un beso en la boca de la caprichosa
joven. Shamir comienza a desinhibirse, y cada beso no sólo se hace más largo,
sino que viene acompañado con una caricia. Cada caricia se va acercando
peligrosamente a esos lugares prohibidos del cuerpo de Dianita. Ya después del
cuarto vaso, ningún rincón del cuerpo de Dianita se escapaba de las manos de
Shamir, tampoco ningún rincón del cuerpo de Shamir se escapaba de los besos y
las mordidas sádicas de la malvada chica.
|
Shamir se detiene en un segundo asustado y sorprendido -¡No tengo con que…
-¿Qué no viste el bowl en la mesa? Hay todos los “casquitos” que quieras- Dianita baja de encima de Shamir, destapa el bowl y saca un preservativo. Shamir si vio el bowl, pero pensó que los paquetes coloridos eran de caramelos para los invitados.
-¡Que inocente eres Shamir! No pareces un muchacho tan “corrido” como me mostraste cuando salimos la primera vez. |
Shamir se queda sin palabras, y en pocos minutos, sin camisa y luego sin pantalones. Shamir y Dianita estaban en mitad de la sala, desnudos, haciendo el amor.
Han pasado dos meses de estudios en la “Escola de Música” y de amorío entre sus dos alumnos más populares, el mejor cantautor y la peor cantante, pero con mucho real.
|
|
EL DESPACHO
La pareja sale a diario y disfruta de los mejores lugares y mejores momentos de Río de Janeiro. La jornada siempre termina con un abrazo sexual en el apartamento de Dianita. Shamir salía de la casa de la “Hallaquita” casi todas las noches entre las nueve y las dos de la madrugada. Hasta que, por lo menos dos veces a la semana, el joven pernoctaba.
Una noche Shamir despierta solo y desnudo en la cama. El joven cantautor decide levantarse para ver a donde fue su acompañante. Recorre el segundo piso del apartamento, sus dos terrazas. Luego baja sigilosamente al primer piso. Revisa las tres habitaciones vacías hasta que llega a la cuarta habitación. Una especie de estudio u oficina, con un escritorio moderno, de cristal y una discreta biblioteca.
Dianita, vestida con un abrigo de bacterias y un gran moño, asegurado con palillos chinos, escribe frenéticamente y gira instrucciones por un micrófono. En ocasiones la joven insulta y amenaza a los que están del otro lado del micrófono.
-¡Aquí se hace lo que yo ordene NOJO%&$#"/. Sólo mi padre puede dar una contra orden no tú. Si esto sale mal y la policía Inglesa...
-¡Diana! ¿Todo está bien?
Diana voltea asustada y mira a Shamir medio asomado por la puerta del estudio. Pero la mirada no es buena. Es seria y penetrante.
-¡Lárgate de aquí! ¡Quédate en el cuarto o vete!- responde duramente la mujer. Shamir asustado, se retira lentamente y a voltear de regreso se encuentra de frente con el “Negro Manguera” que carga una bandeja con café y croissants.
|
El guardaespaldas no dice nada, pero Shamir se regresa a la habitación, apenado y asustado. Shamir podía sentir el peso de la mirada y los gruñidos del guardaespaldas. En un momento que la escalera de caracol, hacía que Shamir mirara hacia las habitaciones del primer piso, el joven pudo ver con pánico, el blanco de los ojos del “Negro Manguera”, mirándolo en la oscuridad, con la bandeja en las manos.
|
Amanece
y Shamir está sentado en un extremo de la cama, mirando asustado hacia la
puerta. Entra Dianita, con cara de total felicidad y portando una bandeja con
deasyuno:
-¡Desayuno
mi amor! ¡Debes tener hambre!
Aún
Shamir no sale de su asombro, de aquel cambio bipolar, de la mirada seria y voz
imperativa y tenebrosa, a una cálida sonrisa.
-¿Qué
pasa? ¿Y esa cara?
-No
bueno, anoche…
-¡Ah!
Tranquilo. Soy una chica trabajadora amor. Todo no es fiesta ni canto. Papa es
malvado y me pone a ganarme todo lo que ves con el sudor de mi frente. Y mi trabajo es serio, y me pongo
seria, y mala – Diana pone una mirada pícara mientras se lleva a la boca un
trozo de pan con mantequilla y luego comparte ese pan con su querido, quién le
corresponde con un mordisco. Pero Shamir aún luce asustado.
-Y
¿Qué haces que es tan… no sé… te trasnformas.
-Cosas
de gente seria amor, que dan mucho dinero pero muchas molestias. Y hay que ser
una jefa dura y malvada, primero porque soy mujer y segundo porque soy casi una
niña ¡jajajaja! Siempre hay imbéciles que creen que pueden arrollarla a una.
Tratemos de dejar esa faceta de mi vida lejos de lo nuestro ¿Si? Cuando yo esté
en ese cuarto, no pases, no veas, no preguntes. Fuera de él, tú y yo ¿Vale?
-Sí
¡claro!- Diana sella con un beso de piquito en la boca, ese compromiso. Pero
las cosas parecen haber cambiado, Shamir mira con terror y sospecha a “La Hallaquita”.
EL ROBO
Es hermosa la vista en la terraza sur del lujoso apartamento de Leblon, donde Dianita tiene su “centro de operaciones”. Desde la piscina se puede ver la playa. Es plena mañana en día de clases de canto, el apartamento, aparentemente está sólo. Del borde de la cornisa emerge una mano en guante gris. A primera vista pude ser un ladrón que irrumpe en la terraza del apartamento.
|
El escalador urbano, vestido de colores claros para pasar desapercibido, se desplaza hacia las puertas de vidrio que le darían acceso al interior del apartamento. El hombre, baja sigilosamente las escaleras y se dirige directo al estudio ubicado al final del pasillo de las habitaciones al final del primer piso.
Al abrir lentamente la puerta el hombre del suéter de capucha azul celeste es sorprendido por Oswaldito, que está parado en el centro de la oficina:
-¿Tú qué haces aquí?- Le pregunta el invasor a Oswaldito, con gran sorpresa, tanto que no se da cuenta, que “El Negro Manguera” le viene desde atrás y lo golpea en el rostro, dejándolo inconsciente.
Una cachetada de “La Hallaquita”, despierta a Shamir, que está colgando semidesnudo del techo de una de las habitaciones vacías.
|
-¿Para esto fue que me dijiste que tenias diligencias que hacer hoy y no fuiste a clases? Para meterte en mi despacho para hacer no sé qué. Dime Memin ¿Qué son estos corotos?- Memin, uno de los guardaespaldas, fornido pero de baja estatura.
-Esta antenita es un Sniffer. Seguro iba a conectarlo en la red y hackear el firewall para clonar todas sus comunicaciones. Estos son guantes de escalador urbano ventoso-magnétcios, son caros y se hacen por encargo. Tenemos un cuchillo militar y una pistola Walter P99 con silenciador. Y el suéter es un Armando Caballero, anti balas, hasta 9mm a 20 metros.
-¡Te lo dije mi amor querido! Este tipo es de “La Hermandad”. Le mande la foto a los #TROPAJUOS y lo identificaron, es @BlueShadow.
|
-¿”La
Hermandad”? aparatos de NERD, pero con su peculiar modus operandi ¿Pensaste que
yo era como la “Princesa Panelita”? que me iba a dejar seducir para que luego
tu me quebraras vaciando mis cuentas ¿Creíste que yo era tan estúpida? ¡Me
ofendes! ¡Me usaste!
@BlueShadow
permanece en silencio, colgado y con la cara golpeada, mirando fijamente a su
jueza y a sus verdugos.
“La Hallaquita” saca una enorme pistola S&W 357 de su bolso negro y la apunta hacia el rostro de su ahora ex amante, y luego baja el cañón hasta apuntarlo al pecho. La joven con sus largos dedos echa para atrás el martillo del arma. Un ligero toque del gatillo y @BlueShadow morirá.
-Señorita ¡Cuidado! Recuerde que esa pistola es muy potente y se puede golpear en la cara como la otra vez cuando mató al testaferro aquel. Apunte ligeramente hacia abajo como le enseñé y de unos pasos atrás si no quiere mancharse de sangre.
|
-¡Échale
plomo mi amor! ¡Échale plomo!- anima Oswaldito a su ex.
-¡Cállate!
Después de acabar con este infeliz tú y yo vamos a hablar.
“La Hallaquita” va a apretar el gatillo cuando se escucha un vidrio romperse:
-¿Qué fue eso?- pregunta la señorita de la enorme pistola.
Un guardaespaldas entra en la habitación asustado.
|
-Jefe- se dirige al “Negro Manquera” –los manifestantes contra Vilma están apedreando el edificio y lograron entrar al estacionamiento. El Viper de la señorita lo están destrozando a palo y mandarrea. Juran que es el carro de la vecina del frente, la señora Paulina, la amante del ex presidente Lulo.
|
-¡NOOOO!-
grita Dianita.
-Señorita,
recomiendo que tomemos las camionetas blindadas y nos refugiemos en el
consulado ¡Güily!- otro guardaespaldas negro -Ocúpate tu de matar a este
pend&/%$# escuálido. Lo descuartizas y lo echas al mar si es posible.
El
“Negro Manguera” va al frente de la comitiva que protege a “La Hallaquita” en
su retirada. Rodean a la señorita, “El Memin”, “El Guatson”, “El Yofry” y “El
Mono” todos negros. Oswaldito va en la retaguardia buscando no alejarse mucho.
El ascensor privado lleva al grupo hasta el estacionamiento, donde esperan las
dos camionetas blindadas. La policía de Río de Janeiro trata de retirar a los
manifestantes del estacionamiento de la residencia y del paso de los dos vehículos.
Los dos vehículos se abren paso entre la turba enardecida que les arroja
piedras y basura. Al pasar por un costado del edificio residencial, hacia una
calle despejada, la camioneta donde llevan a “La Hallaquita”, es impactada por
el cuerpo del “Güily” que fue arrojado desde el apartamento. Obviamente el
matón fracasó en su intento de matar a @BlueShadow, quien observa desde el
ventanal roto a su ex amante, que su vez,
lo mira a través del vidrio blindado del quemacocos.
DE NUEVO EN EL AVIÓN
El
Antonov 74, de la empresa TRANS-BRAZIL, ya lleva tres horas y media, en vuelo
desde Luanda, Angola, hasta Antanarivo en Madagascar.
La “Hallaquita”, duerme plácidamente con su tapaojos y su almohada en herradura para el cuello, mientras Oswaldito, sentado a su lado, está inquieto, tratando de sentirse cómodo en su asiento.
-Oswaldo ¡Por el mismísimo co//&%$# de tu madre! ¿Podrias dejar ya de menearte? ¡Quiero dormir NOJO%&%%##!
|
-Ppppero mi tarro de miel precioso, este vuelo me va a volver loco. Ya llevamos metidos en esta perola casi un día, más el día que nos quedamos en ese hotel asqueroso en Angola. Hemos hecho ya tres escalas y nos falta una más ¡Esto es palocos!
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La “Hallaquita”, furiosa, endereza el asiento y se medio levanta el tapaojos -Bueno ¿Sabes qué? Yo no te puse mi pistola en la cabeza para que vinieras con nosotros. Pero si no me dejas dormir, le diré al “Negro Manguera” que te arroje a la jungla para que te coman los leones o los nativos.
-Mi
amor. Tampoco era para que te pusieras así. Antes me comprendías.
-Pues
lo siento mucho, eso era antes. No pude alquilar un avión que volara más lejos, sin escalas
para poder transportar mis cosas y mil millones de dólares en efectivo, toda la
fortuna que mi papá tenía depositada en Brasil, para llevarla a las Islas
Seychelles.
Dianita se recuesta de nuevo, reclina su asiento y se acomoda los tapaojos. Aunque aparenta estar cómoda y bien dormida, su cabeza da vueltas una y otra vez preguntándose ¿Quién sería el mal&/%$# que develó la información de los servidores de Mosquera&Farias? ¿Sería “La Hermandad”? ¿Quién sería el bolsa de los nuestros que se dejó jo&//%$ por esos… Nicodemo o alguien de la familia de su mujer “Los Ramos”. Idiota. Ojalá papá se decida a darle chuleta y terminarse de montar en el coroto.
Las cosas en Brasil se pusieron peores para Vilma y Lulo, desde que se publicaron los documentos de Mosquera&Farias. Teníamos que irnos de allí. Cuando descubran en Brasil que este avión salió con permiso firmado de Vilma, pobrecita. Por eso tenía que ser un avión discreto. Además esta gente atiende muy bien. Mejor que en primera clase de Emirates
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Dianita se recuesta de nuevo, reclina su asiento y se acomoda los tapaojos. Aunque aparenta estar cómoda y bien dormida, su cabeza da vueltas una y otra vez preguntándose ¿Quién sería el mal&/%$# que develó la información de los servidores de Mosquera&Farias? ¿Sería “La Hermandad”? ¿Quién sería el bolsa de los nuestros que se dejó jo&//%$ por esos… Nicodemo o alguien de la familia de su mujer “Los Ramos”. Idiota. Ojalá papá se decida a darle chuleta y terminarse de montar en el coroto.
Oswaldito
en cambio no puede con la incomodidad, menos aún con su consciencia. Ya que
tras el descubrimiento de los secretos de la red de lavado de dinero de Mosquera&Farias,
el famoso bufete de abogados mercantiles de Panamá, no está precisamente la
mano de “La Hermandad”, sino la suya.
SEIS MESES ANTES, DE NUEVO
Oswaldito,
defenestrado del corazón de “La Hallaquita”, echado del apartamento que esta le
montó y vestido apenas con un mono, una franela y unas pantuflas, que le dio
uno de sus ex escoltas, vaga por las empinadas calles de Los Samanes, hasta
llegar a la casa de Rocco Valderrama.
Rocco va saliendo del estacionamiento de su residencia para ganarse la vida con el taxi que le dio
Nicodemo, luego de perder las elecciones legislativas del 6D.
-¡Rocco
mi pana!
-¡Épalex!
¿Y tú por qué vienes así? ¿Y tu camioneta?
-Nada
chamo ¿Te acuerdas de la modelo esta del videoclip?
-¿Yubirislexy?
-Esa
misma. Dianita me pilló rellenándole el pastelito y bueno….
-¡Ay
chamo!
-Fue
horrible. La mujer me quitó todo ¡Mis padres no me quieren ni ver! ¡Tú eres el
único amigo que me queda!
-Si
mi pana, pero que no me vean contigo, porque tú sabes cómo es todo, “La
Hallaquita” es vengativa y mala como el papá, y puede cogerla conmigo también.
Y ya tú ves, perdí las elecciones y las películas que hago no dan ni para
comprar una Panarina bachaqueada en 1000 bolos.
-No, no, no… ¡mi pana ayúdame!
-Sube a ver qué hacemos.
Rocco lleva a Oswaldito hasta una pequeña pensión de mala muerte en la Avenida San Martín.
-¡Chamo! ¿Dónde me has traído?
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-Bueno mi pana a la Pensión “El Ambasador”. Donde nuestro Comandante Presidente Nicodemo, comenzó sus primeros pasos hacia la revolución. Y le pedí al dueño que te diera la misma habitación que él usaba, para que se te quite la mala racha y se te peque algo bueno ¿Sabías que Nicodemo se cepillaba los dientes todas las mañanas con una cerveza en ese lavamanos?
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-Mari()/&%&$ lo que se me pueden pegar son unas pulgas. Mira ese colchón ¡Y todo huele a patas!
-Bueno pana no te quejes. Esto es lo que hay. Por cierto, la noche cuesta dos mil y el UNACASA queda por allá, a dos cuadras. Te recomiendo que hagas tú colita. Y ten aquí esta cocinita de gas portátil, que yo usaba antes de convertirme al NICOLISMO.
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Oswaldito
se despide de su amigo Rocco, y vuelve a la oscura y mal oliente habitación.
Bastó que el joven cantante, que sólo conocen en casa de sus padres, cerrara la
puerta de la habitación, para escuchar el concierto de gritos, golpes y
disparos que normalmente se escucha en el sector. Oswaldito arrimó el catre
para bloquear la puerta y se acostó a dormir y llorar su dolor. A media noche
trataron de forzar la puerta, y Oswaldito lo evitó con todas sus fuerzas.
-Verg$%#”
si soy mama&/%$#”bo. En vez de meter a esa loca pa un hotel. Esa
co/(&%$ si me salió cara. Por ahorrarme unos cobre, lo perdí todo-
lamentaba toda la noche.
Fueron meses duros para Oswaldito. Todas sus cuentas en los bancos nacionales fueron mandadas a bloquear por parte de la cruel hija del “#CapitánHallaca”. Oswaldito no pudo pagar los dos paquetes de Panarina que alcanzó a obtener luego de ocho horas de cola. Un bachaquero se apiadó de él y se los compró con la condición de cambiárselos por un pan canilla. Lo peor es que en la cola, Oswaldito no podía decir que era el orgulloso ex novio de “La Hallaquita”, ya que minutos antes un militante del PUFS, trató de usar su carnet de “Panelero de Corazón” para colearse, y fue apuñaleado y robado, por una turba de mujeres bachaqueras malandras. Todo eso ocurría bajo la mirada indiferente de los miembros de “EL COLECTIVO” quienes “cuidaban” la cola.
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Oswaldito volvió a su miserable habitación, convencido que sería su última noche, ya que no le alcanzaba el efectivo que había obtenido, luego de la venta de la cocinilla que le prestó Rocco, para pagar la habitación. Al llegar, el dueño de la pensión, ya le tenía “El Kit”, destinado a aquellos inquilinos insolventes. Un par de cajas de cartón de gran tamaño, desarmadas, como para improvisar una cama.
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“Agarra
tu King saiz y lárgate de aquí”, le dijo el dueño de la pensión, pistola al
cinto.
Son las cinco de la tarde, y ya se empieza a hacer de noche. Oswaldito camina por la Oeste 12, rumbo a la Baralt para hacerse de un espacio donde dormir cerca de la plaza miranda. Al pasar cerca del Bar Día y Noche, observa un espectáculo dantesco. Un grupo de cinco indigentes asaltan a otro que se encontraba durmiendo en su cama de cartón.
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Dos de ellos aprovechan para abusar sexualmente
del indigente asaltado. Todo aquello sucedía ante los gritos de ánimo, de los
malandros que deambulaban por el sector. Si algún policía pasaba, miraban
aquello y reían. Oswaldito no podía creer el destino que le esperaba.
-¿Estás
seguro que quieres pasar por esto?- le dice un hombre que se encuentra sentado
en una silla plástica, cerca de un perrocalentero que se alista para retirarse.
-¿Qué
dice?
-¿Qué
si estás listo para una violada? Esos no son los únicos tipos faltos de cariño
por estos lados y tú… “estás bueno”.
-¡Aaaayyy
vale!
-¡Ay
vale te digo yo a ti!
-Grítalo
más duro, que aquellos malandros que se acaban de bajar de robar aquella
camioneta, fingiendo que vendían bolígrafos, no te escucharon.
-¿Qué haces aquí?
-¿No ves? Comiéndome un perro caliente y tomándome un café- César Augusto se toma un sorbo de café- sólo dos cosas pueden salvar tu virginidad esta noche: un palo de agua como el de ayer o que vuelvas con “La Hallaquita”.
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-¡No
puedo volver con Dianita! ¡Ella se fue para Brasil a estudiar canto! Y ya hasta
anda con otro tipo. Lo leí en un Chepa Candela de hace tres días, con el que me
arropé anoche. Cada vez que despertaba leía el gran titular “La Hallaquita anda
con macho nuevo”, y veía esa foto de los dos caminando, tomados de la mano, por
la playa- los ojos de Oswaldito se humedecieron y de pronto, una lágrima rodó
por su mejilla.
-Viajas para Brasil con nosotros; te ponemos con ella; creamos el momento para la reconciliación; y tú metes este dispositivo en su tablet- @LucioAugustoX arrastra un diminuto dispositivo con su mano, hasta Oswaldito –y todos somos felices para siempre
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-¿Me
pides que participe en unos de tus locos planes para dañar a Dianita y a su
Padre?- vuelve a escucharse otro grito del indigente violado. Al voltear
Oswaldito observa como el último de la fila, mata a puñaladas al hombre,
mientras otro le patea la cabeza. Oswaldito se lleva las manos a la boca y casi
en shock se sienta en una de las sillas plásticas. -¿Y si te ayudo? ¿Cómo me
beneficio si dañas a Dianita y a su familia? ¿Y si Dianita y yo nos
reconciliamos y te traiciono?
-Tranquilo
que el daño debería ser mínimo. Y si me traicionas, yo colgaré en Youtube, las
miles de veces que llevaste mujeres al apartamento y las veces que aprovechaste
que Dianita dormía, para transferirte dinero de sus cuentas y las de su padre,
para tus cuentas ¿Cómo crees que Dianita se enteró de esta aventura que te
trajo a la miseria?
-¡Pedazo
de mier%&%##””!
-¡Ya!
¡Basta! A ella no le va a doler que la robaras, pero creo que al suegro sí.
Sobre todo las cuentas de la logística del “negocio familiar”, que es lo que
ella “administra”. Decide antes que el perrocalentero nos eche. -La Baralt después
de las ocho de la noche, es muy muy peligrosa.
Oswaldito Acevedo asiente y una camioneta Ford Explorer aparece en escena. Las puertas delantera y trasera izquierda, se abren y @LucioAugustoX le hace una señal para que pase adelante. La camioneta los llevó al Aeropuerto, luego de un toque técnico en un hotel cercano, para que Oswaldito se diera un baño y pudiera romper su dieta forzada, rica en carbohidratos y alcohol etílico. Allí Oswaldito tomó el primer avión a Rio de Janeiro.
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En
Río de Janeiro, Oswaldito llega hasta el improvisado “centro de comando” que
los guardaespaldas de “La Hallaquita” montaron a las afueras de la “Escola do
Música”. Luego de la sorpresa de los seis guardaespaldas, en especial del
“Negro Manguera”, que casi lo mata a golpes. Oswaldito le advierte a los
hombres del peligro que amenaza a Dianita, con su “nuevo amor”.
“El
Memin” queda a cargo de la seguridad de Dianita, la cual, deben acompañar, así
sea interviniendo el sistema de cámaras de la Escola.
Los dos hombres llegaron a apartamento y sigilosamente lo revisaron. También verificaron los cuartos vacíos del primero y segundo piso, y luego revisaron el despacho a puerta cerrada. Es el momento en que @BlueShadow entra por la terraza Sur. Oswaldito y el “Negro Manguera", lo esperan pacientes, metidos en el despacho, para neutralizarlo.
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Luego
que Dianita huyera del apartamento en Leblon, ésta y sus hombres, se
refugiaron en el Consulado de Venezuela en Río de Janeiro. Oswaldito, haciendo
gala de su labia y de su talento (pobre, comparado con el de “Shamir”) trata de
reconquistar a Dianita, entre halagos y mil perdones. Pasados tres días en la
casa del cónsul, provocando las molestias respectivas, la pareja “reconciliada”
y su cuerpo de matones, se mudan a otra urbanización de lujo, más
retirada de la playa.
Dianita
yace en su cama totalmente rendida. Oswaldito aprovecha para conectar el
pequeño dispositivo USB en la tablet de Dianita, guardada en su cartera, junto
con su revólver. Como lo indicó @LucioAugustoX, deberá contar 10 minutos para
que el dispositivo actúe y luego retirarlo y destruirlo.
No
habían pasado más de 24 horas de la intervención de la tablet, cuando estalla
el escándalo mundial, sobre los papeles almacenados en los servidores de Mosquera&Farias.
Las protestas en Rio de Janeiro y otras importantes ciudades en Brasi no se
hicieron esperar. La Cámara de Diputados, se reúne de emergencia, para votar de
una vez por todas, por el juicio político contra la presidente, por corrupción.
Luego
de una larga conferencia telefónica, entre “La Hallaquita” y su padre; la
decisión fue abandonar Brasil, junto con el capital invertido, y llevarlo a las
Islas Seychelles, para poder esconder
toda la fortuna antes que un sucesor de Vilma, posiblemente opositor, incaute
ese dinero, cuya suma pasa de los mil millones de dólares.
LA COMPUERTA
- Thiago o que acontece aqui?
- Que coisa? ...Não sei!
Dianita
observa el movimiento en la cabina del piloto. “El Negro Manguera” también se
inquieta.
-¿Qué
sucede allí?- Pregunta Dianita
-Nada acontece Senhorita.
Dianita
voltea hacia su jefe de guardaespaldas y este se desabrocha el cinturón y va a
la cabina sigilosamente para ver qué sucede.
-Eu não entendo
capitão. É como se estivéssemos perdendo a carga.
El
“Negro Manguera” al escuchar estas palabras, se lanza violentamente hacia el
área de carga del avión. Trata de abrir la compuerta que separa el área de
tripulación y pasajeros con el área de carga, pero es como si la puerta
estuviese trabada.
El Ingeniero de Vuelo, el resto de los guardaespaldas y Dianita hacen una especie de cola tras el “Negro Manguera”. Todos quieren que éste abra la puerta así sea a tiros, como de hecho tendrá que ser. El jefe de guardaespaldas saca su pistola Desert Eaglé calibre 50 y bastó un par de disparos para echar la puerta abajo.
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La
cabina de los pasajeros se ha despresurizado liberando toda clase de objetos,
papeles y máscaras de oxígeno. El portón de carga estaba abierto y el gran cubo
de billetes de 100 dólares ya iba volando escoltado por dos paracaidistas.
En una de las paredes internas de la aeronave había un grafiti pintado con aerosol rojo y azul que decía: “DÓLARES EXPROPIADOS POR LA HERMANDAD. Firman @Perrofino y @BlueShadow. PD: Hallaquita Rica TQM”.
En una de las paredes internas de la aeronave había un grafiti pintado con aerosol rojo y azul que decía: “DÓLARES EXPROPIADOS POR LA HERMANDAD. Firman @Perrofino y @BlueShadow. PD: Hallaquita Rica TQM”.
Es
una mañana como cualquier otra en una barriada marginal de Lilongüe, Malawi.
Los niños juegan futbol en uno de los terrenos baldíos de la barriada, mientras
los hombres y las mujeres van y vienen arrastrando los pasos, cargando tal vez
alimentos, láminas de zink o tablas de madera para colocar en sus ranchos. De
pronto, comienzan a llover lentamente billetes de 100 dólares. El caos se
apodera de los pobladores a medida que la lluvia se hace más frenética. En
medio de la selva se ven caer a los dos paracaidistas. El avión de la “Hallaquita”
logra cerrar las compuertas y sigue su curso. Tal parece que la joven promesa
del canto y su novio, se echaron un chapuzón de agua fría sin haber llegado a
las playas de las islas Seychelles.
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(BAJO LA ESRELLA DEL CHIGÜIRE)
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