sábado, 10 de junio de 2017

4.11 LOS HIJOS DE LA PATRIA




EL POR QUE


En la madrugada del 30 de marzo de 2017, los “magistrados” de la sala constitucional del TSJ, decidieron publicar la sentencia 266, que despoja de todas las competencias a la Asamblea Nacional, de mayoría opositora al régimen de Nicodemo y al PUFS. Esta sentencia incluso despoja a los diputados de su inmunidad parlamentaria, haciéndolos a todos proscritos ante las autoridades de la dictadura, que ha decidido no guardar más sus formas, e imponerse sobre los ciudadanos con una dictadura brutal.

El presidente de la Asamblea Nacional, el diputado José Borjas, ha decidido llamar a una sesión especial, en la entrada del hemiciclo del parlamento, donde todos los diputados, empleados del parlamento, prensa nacional, internacional, alternativa y ciudadanos simpatizantes de la Unidad Democrática se reúnen para escuchar lo que los parlamentarios tienen que decirle a la nación.

El diputado Borjas, lee a la nación el contenido de la sentencia que declara el autogolpe de estado perpetrado por Nicodemo y la nomenclatura del PUFS.

-¡BASURA!, simplemente ¡BASURA!-, Borjas rompe la gaceta oficial, impreso que publica las nuevas leyes y sentencias del TSJ, y declara a la Asamblea en su conjunto y a los venezolanos a la desobediencia civil, llama a los ciudadanos a los artículos 333 y 350.

 Artículo 333: Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuere derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella. En tal eventualidad, todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia.

Artículo 350: El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos.

Desde el 1 de abril, los venezolanos se lanzaron a las calles a marchar y a trancar las vías. En consecuencia la represión más brutal jamás vista.

La respuesta del régimen no hizo esperar. Nicodemo llama a Asamblea Nacional Constituyente, mediante una nueva sentencia fraudulenta del TSJ y contraria a la constitución; sin los debidos llamados a elecciones para su convocatoria, ni su aprobación. Los constituyentistas, todos del PUFS, serán elegidos por las comunas y cuerpos colegiados controlados por el partido del régimen. El país retrocede al siglo XIX, con elecciones de segundo grado, contrario al voto universal, directo y secreto, consagrado desde 1958, cuando fue derrocada la última dictadura del siglo XX.

Con esta asamblea, no solo las instituciones democráticas dejaran de existir, la constitución perfecta hecha por el Comandante Panelo, en 1999, será derogada. Mientras la turbulencia política sumerge el país en el caos, la crisis económica se agrava.


Han pasado ya 40 días de protesta. Cada día con una marcha hacia las instituciones del llamado “Poder Moral”, los llamados a restituir el “Hilo Constitucional”. Cada marcha se paga con una cuota de sangre. Uno o dos muertos, siempre uno en caracas, y algún otro en el interior del país, donde la violencia de las autoridades del régimen, es particularmente mayor, dado que los ojos de los medios de comunicación establecidos no llegan hasta esos inhóspitos rincones, pero los ojos de los teléfonos celulares, si captan la brutalidad.


Pero a pesar de la represión, el pueblo no se amilana, aunque unos días hay más gente que en otros, cada vez son más los que se unen a la protesta y el malestar nacional es mayor. Las lecciones de 2014 se han aprendido.

A pesar del precio, el pueblo venezolano sigue en las calles, y aunque cada marcha es reprimida con brutalidad, los esbirros del régimen no tienen descanso, pues en las noches, quienes no marcharon, protestan desde sus casas con cacerolazos y trancas de calles y avenidas con escombros y basura. Un elemento nuevo para el régimen es que el oeste de la ciudad, el municipio Libertador, el único rincón de caracas que se creía dominado por las armas del “COLECTIVO”, se suma a los cacerolazos y a las trancas.

Quinta Crespo, San Martín y El Guarataro, sectores de la parroquia San Juan, a escasas 4 cuadras a la redonda del palacio de gobierno, se han alzado, desbordando al disminuido, pero aún armado y violento “COLECTIVO”. Las personas se cansaron de pasar hambre y de sufrir los atropellos de quienes regentan el reparto de las bolsas de comida del BOCOPALP.

Nicodemo mientras tanto, no duda en insultar abiertamente y con las más asquerosas groserías a la dirigencia opositora en cadena nacional. Burlas, señalamientos, inventos y la amenaza de bloquear definitivamente las redes sociales, es la única respuesta del régimen.


Las redes sociales y los medios alternativos, se van convirtiendo en la fuente más fiable de información. Las personas han aprendido a separar lo que es cierto de lo que es falso. Todo se basa en la seriedad y credibilidad de los reporteros que han desertado de los medios establecidos, para lanzarse a las calles a reportar.


Como el galán de telenovelas Marcos Olavarría, que decidió dejar los dramas y dejar de besar bellas actrices y entretener a las amas de casa, para lanzarse a las marchas a transmitir la violencia que sufre el país, por la lente del @QuinchonchoDigital. Fue precisamente el lente de su cámara, quien captó uno de los asesinatos que representó un punto de inflexión en la forma como se reportaba la represión.


En la autopista Francisco Fajardo un joven “escudero” cae al suelo luego de ser impactado por una bomba lacrimógena en el pecho. Olavarría lo captó todo. El joven encapuchado fue cargado por uno de sus amigos para ponerle a buen resguardo y para que otro joven, uno con un casco blanco y una cruz verde, lo atendiera. El joven ha muerto. El video lo vio el mundo entero. El régimen, en su desesperación, manipuló varias tomas de ese mismo video para crear una historia sobre su homicidio. Para el régimen, el joven fue asesinado por su compañero con una pistola de perno cautivo, un “mata vacas”.



Poco a poco, el malestar y la indignación va permeando hasta las familias de un sector, que hasta el momento se creía, vivía en una burbuja de confort. Las familias de los militares. Pero no un grupo cualquiera, los de la oficialidad de alta graduación, tienen las familias viviendo en el extranjero a “todo trapo”, en las mejores ciudades de Europa y Estados Unidos. Nada que los ojos de @VVPeriodistas no muestre a los venezolanos (las redes sociales otra vez).


Son las familias de las tropas y de los oficiales subalternos, quienes ya comienzan a sufrir los embates del día a día. Esta historia comienza en uno de esos hogares.


EL AMARGO DESAYUNO

Hoy no es una mañana cualquiera en la casa del mayor GNB, Américo Matute. Américo llegó muy tarde a su pequeño apartamento en Santa Mónica, pero se levanto muy temprano para desayunar con sus dos hijos y su esposa.

Luisana Amaya de Matute, esposa del mayor, termina de cocinar. arepas, como siempre, pero de un tiempo para acá esas arepas tienen ciertas peculiaridades:

-Américo. La harina se está acabando. Ya no tenemos leche en polvo, ni arroz, sólo nos queda pasta.

-Bueno ¿Cuál es el problema? ¡Llama ahí a la mujer de Alberto! Ella tiene harina siempre.

-Sabes que la Panarina está a 7500 bolos.

-¡Eeeergaaa! Pero bueno ¿Esa mujer no deja de subir el precio de la harina? ¡Voy a hablar con Albertico! Sinceramente. Él debería ser más consciente con los camarados.


-¡Que vai(&%#! Américo. Cada vez que se nos acaba la harina o la leche es la misma conversación. Albertico anda como tú. Correteando y golpeando gente. Ese no va a estar pendiente de bajarle el precio a nada. Antes uno iba aquí abajo al Unimarket y compraba lo que quisiera. Ya ni me acuerdo de cuando compre algo “normal”. Todo debo comprarlo “bachaqueado”, en el mercado negro.

-¿Cómo dijiste?

-Mercado negro chico. Ilegal…. Bachaqueado…

-Pero bueno mujer. Tú dices las cosas así que se oye horroroso. Estás peor que la gente escuálida.

-Gente escuálida- suspira y hace muecas con la quijada, la mujer mientras sirve las arepas.

-Bendición  mamá, papá- saluda Marina, la hija menor.

-¡Hola mi amor! ¡Dios me la bendiga!- saluda Américo a su hija con un beso, luego hace lo mismo su madre que le da un plato y una taza, para que le sirva a su papá.

-Mami, fui a ver a la abuela ayer. No está muy bien.

-¿Cómo la hallaste?


-Mira, si no toma su tratamiento para el corazón, se nos puede poner muy malita, mamá. Ni tío José, ni tío Luis han tenido suerte consiguiendo las medicinas. Alguna que otra se consigue, bien cara y algunas veces, son falsas. Papi porfa ¡Haz algo! ¡Ninguno de los remedios se consigue!

-Bueno, hablare… ¡Ya sé con Macario! El está en la frontera y puede conseguir remedios de Colombia ¡Pásame los nombres por mensaje a ver!

Luisana tuerce los ojos y niega con la cabeza. Américo nota la molestia. Pero él se encoge en hombros como diciendo “¿Y esta gente que quiere que yo haga?”.

Américo Jesús, el hijo mayor, aparece en el comedor, toma su plato y se lo sirve en un envase para llevar. Toma su taza de café y se lo va tomando sin sentarse a la mesa.

-¿Papi no vas a comer con nosotros?

-No, amá ya me voy.

-¿Y tú no saludas? ¡Debe ser que yo estoy pintado en la pared y tal!

-Hola…

-¡Dios te bendiga hijo! ¡Feliz día!... Yo no sé, qué es lo que pasa en esta casa, que cada vez que vengo de permiso tú estás más quejona, y este, está como más alzao.

-¡No pasa nada papá! ¡No pasa nada! Tengo irme temprano, porque unos panas de la universidad, me van a dar la cola para ir al velorio de Juan.

-¿Juan?- responde asombrado el Mayor Américo Matute.

-Sí, Américo. Juan, el compañero de clases de Américo. Murió ayer en la autopista. Lo mataron.

-¡Ahhhh siiii! El muchacho este, que los que lo cargaban lo mataron con una pistola para matar ¡Vacas! ¡Qué horror estos fascistas!

El joven Américo Jesús, comienza a reírse.

-Está bien papá ¿Sabes qué? ¡Méteme preso!- el joven extiende los dos brazos frente a su padre. -¡Adelante! ¡Méteme preso!

-¿Y a ti que te pasa?

-Sí papa. El muchacho que cargaba a Juan Arellano cuando uno de tus compañeros le disparó en el pecho con la bomba lacrimógena, era yo. Yo fui el que lo cargó cuando estaba medio muerto y lo puse en la entrada de ese hotel. Él murió en mis manos. Y la cosa esa que decía el paju()/$# ese del “Mango Chupao” era una linterna papá. La linterna maglite que me regalaste hace cinco años. No era ningún “matavacas”. Uno de los tuyos disparaba el escopetín una y otra vez contra nosotros y le dio a Juan.


-O sea que ¿Tú eres guarimbero?

-Sí papá, lamento mucho decepcionarte. Yo nunca quise tu cuestión militar y menos ser guardia. Porque ustedes son gente mala. Ustedes han matado y robado a mucha gente papá. Mataron a mi mejor amigo.

-Pero ¿Por qué guarimbeas? ¡Ninguno de ustedes pasa hambre ni necesidades! ¡Yo me parto el lomo…!

-¿Qué lomo papá? Tu le partes el lomo a mis amigos, que como yo estamos cansados de ver el país irse a la mi/(&$, a viejitos que reclaman sus medicinas y su pensión, a los reporteros que muestran la verdad, a gente que está cansada de hacer cola por comida, a gente que esta obstinada de ver como ¡TUS SUPERIORES! Se cargaron el país, se lo robaron todo.

-Es que tú no entiendes. Es el imperio…

-¿Cuál imperio papá? ¿El imperio donde tus generales y tus coroneles y los burócratas que te mandonetean, llevan a vivir a sus hijos a todo trapo? ¿El imperio de los dólares a diez bolívares con los que han desangrado este país? ¿Ah? ¡Que nos van a invadir! ¿Ah? ¿Cuál invasión? ¡Si los invadores son ustedes! ¡Son peores que un ejército de ocupación! ¡Ustedes son los invasores de su propio país! ¿Qué no te das cuenta?

 ¡Ya no me acuerdo que es comerme un pan sin hacer cola! ¡Ya no me acuerdo lo que es ir a la universidad y tomar el metro sin tener que hacer lucha libre con la gente! Porque la gente no tiene 200 bolívares para pagar una camioneta y el metro está casi regalado pero cayéndose a pedazos. Como se cae a pedazos este país ¿Es que no ves? ¿Es que no te das cuenta que cada vez es más difícil martillar a la gente…?

-No te permito que me digas…

-Papá, deja de vivir en tu mundo de fantasía en el que crees que aquí en esta casa no sabemos cómo es todo ¿Y sabes qué? ¡Voy tarde! Voy al velorio de mi amigo y después de allí me voy de nuevo para la autopista a “guarimbear” con la “gente escuálida” como dices tú. Si quieres me entregas al SIBOL, para que me manden a juicio militar, por traición a la “PATRIA” o mejor dicho “Traición a la mafia”, esta que defiendes. Este gran negocio en el que convirtieron nuestro país y que tú defiendes. Si es que tus subordinados o tú mismo no me matan antes. Me esperas en la noche y me entregas. Les dices que soy el tipo que mato a su mejor amigo con un “matavacas” ¡NO$%#DA!

El joven recoge sus cosas, se retira azotando la puerta con fuerza, mientras su madre y su hermana lloran en silencio.

-¡BIEN BUENO PUES! ¡EL MUCHACHO ME SALIO GUARIMBERO! ¿AH? Después que jale bo%&$ como un desgraciado para meterlo en la academia militar… Ah no. El niño quiere estudiar “Ingeniería”. Ahí está. La ingeniería que le enseñan allí en la Universidad esa. Lo enseñan a tumbar al gobierno y a revelarse contra su padre, porque es militar.


-No te hagas la víctima. Sabes que el muchacho tiene razón.

-¡Nomejo…! ¿Y tú? ¿Por qué lloras?

-Papá yo me voy- responde Marina. Yo me voy también para el velorio del amigo de Américo.

-¿Qué? ¿Tú también eres guarimbera?

-No papá. Soy de las cruces verdes. Atiendo a los asfixiados por las bombas y a la gente que hieren tus compañeros. Incluso una vez atendimos a uno de tus hombres. Y mira, como llega gente a nosotros que les han pegado las bombas, les han disparado perdigones con metras, con bolas de hierro, tornillos, cualquier porquería. Papá ¿Qué haces? ¡Están matando a la gente viejo!-


Con lágrimas en los ojos la chica se retira de la mesa. Mientras Luisana observa todo, desde la cocina, también con lágrimas en los ojos. El Mayor, allí sentado sólo en la mesa, atónito de saber, que sus hijos ahora son el “enemigo interno”, al que debe combatir hasta eliminarlo, aplastarlo y “hundirle su puñal de acero en el pecho”.

-¿Y tú? Estos muchachos andan en esto y… y…


-¡Américo! Yo mañana voy a salir a marchar con mis muchachos. Cuando salgas a “trabajar” trata de no matarnos.


EL ALAMCÉN

En los almacenes de la Empresa Socialista de Suministros Militares (ESOSMIL) el Narcosolato en pleno, rama del PUFS que domina la fuerza armada, se reúne para verificar en sitio la problemática del equipamiento para el control del orden público.

El Coronel Durán muestra a sus superiores lo que queda de bombas lacrimógenas.

-Lo único que tengo de gas lacrimógeno es este pasillo. Bombas de cartucho, de bombín, de lata, trifásica… de esas, no hay. Gas del bueno, gas del malo y gas del feo. Esto es todo lo que hay. Ya los brasileños, no nos proveen. Lo único nuevo fue lo que nos trajo Putin a través de Roscovf. Pero eso lo usaron todo en la marcha del 19 de Abril. Señor ministro, nos dijo que traerían más gas. Lo estamos esperando.

-Por lo pronto, no habrá más gas. Porque ningún país nos lo quiere vender y en caso que nos lo vendieran, no tenemos para pagar. A menos que contemos con la generosa colaboración del #CapitanHallaca y sus amigos dentro de la fuerza y hagan un donativo.

-Mira Moises David. Yo soy un revolucionario a carta cabal. Es más, envié dos toneladas y media de… tu sabes, producto a España como forma de pago para traer gas del bueno, pero ¡Bueno! Me lo decomisaron los guardacostas en altamar. Eso no es culpa mía. Eso es culpa de los sapos que tenemos aquí.

-Los hombres se están cansado y de paso están desertando ¡Nos vamos a quedar sin equipo para control de orden público! ¡No podremos sostener a Nicodemo así!

-¿Pero cuál es el problema Moisés David? Mira todos estos anaqueles, hay millones y millones de balas 7,62X39 Balas de Kalashnikov y mira 7,62X54 Balas de Dragunov.

-¡No me gusta lo que estás proponiendo #CapitánHallaca!- increpa el Ministro de la Defensa. El resto de los generales murmuran entre ellos.

-El Capitanejo tiene razón señor. Mire podemos ir un paso más allá. Como en 2014. Usar francotiradores con Dragunovs. Matar a los guarimberos uno a uno ¡Hay que hacer algo! Cuando vean que en cada marcha y guarimba hay por lo menos tres de ellos muertos, verán que no saldrán más- Propone el General Buitrevides.

Son pocos los generales los que se muestran entusiastas ante semejantes planteamientos. La gran mayoría muestra con el “carómetro” su insatisfacción.

-¡Yo no tengo necesidad de esto Urguellez! ¡Buitrevides está loco! ¡Como se ve que el no sale a contener los disturbios! ¡Por cada guarimbero que matamos, se les une dos o tres más! ¿Has visto los perdigones que nos entregan? ¡Tienen metras! ¡Vienen así de fábrica! Y a veces nos dan perdigones anti blindaje ¡Eso es para escopetas pesadas! ¡Se les pueden reventar las escopetas en la cara a nuestros soldados! No, no, no, cuando yo vea que no me dan más lacrimógenas ni perdigones.., me monto en mi avión privado y me voy con mis muchachos a Sidney ¡No mijo!


Urguellez, escucha con atención las quejas del general Silvino Rodríguez. Pero este en realidad, está grabando toda la conversación con un micrófono especial que la DEA le entregó en uno de sus viajes a Disney. En ese entonces, se ofreció a suministrar información, a cambio de recibir asilo como “testigo protegido” y recuperar al menos parte del dinero que los Estados Unidos le incautó en 2014. La prensa y la oposición escucharán esa misma tarde, los planes macabros del Narcosolato, con esa grabación.


El mayor Matute, sargento García y el cabo Reyes, llevando la carrucha, guiados por el capitán Alberto Rojas, pasan por detrás del grupo de generales y escuchan el escándalo.

-¿Qué es esto? Mira nada más las cosas que dicen ¿Entonces es cierto Rojas? ¡Nos estamos quedando sin bombas! ¡Pronto vamos a tener que salir a matar gente!- Matute se preocupa al escuchar sobre los francotiradores.

-Si Matute. Nos estamos quedando sin bombas, pronto habrá que darle un AK-103 a cada uno y bueno, sálvese quien pueda. Ahí tú escuchaste. El que no quiera matar gente, que agarre su avión privado y se vaya ¿Y nosotros? ¿Habrá un asiento para nosotros en esos aviones?- Los tres hombres que acompañan a Rojas callan y bajan la mirada.

-Alberto, cambiando el tercio. Tu mujer está vendiendo la Panarina muy cara.

-Anda tú y reclámale al  “General Panarina”, que está ahí al lado. Ya tu oíste, el, tiene que pagar la manutención de sus hijos en Australia, y eso es en dólares Australianos. Si consigues, la Panarina más barata, avísame para yo ir a comprar también ¡Mira! ahí están las dos cajas que te vas a llevar hoy. Es lo único que hay. La caja de arriba, es la de las bombas y la de abajo, tiene lo que hablamos. Como todo el mundo anda apurado combatiendo las guarimbas por todo el país, nadie está revisando. Pero en verdad, cada muñeco de esos que está ahí en el otro pasillo, se va a llevar sus “cajitas” también, para venderla por ahí.

Luego que el cabo Reyes monta las cajas en la carrucha los cuatro personajes se retiran, escuchando las airadas discusiones.

EL CELULAR

La misma noche de la muerte de  Juan Arellano, fue intensa. El cacerolazo en el oeste de la ciudad retumbaba en el palacio de Miraflores y le quitaba el sueño a Nicodemo y a la nomenclatura del PUFS, que no logra hacer calar en la población, el cambio de la que su extinto líder llamó “LA CONSTITUCIÓN MÁS PERFECTA DEL MUNDO”.

La orden de Nicodemo, obedecida por su ministro de la defensa, el general Moises David y por su ministro de interior, el general Prato, fue muy sencilla. Llenar de bombas lacrimógenas los edificios residenciales, las calles, las avenidas. Donde se escuche una cacerola, donde retumbe un cohetón y un grupo de vecinos, salga a las calles a protestar, allí deben  estar las fuerzas de la represión, los Polinacionales, la Guardia Nacional, el SIBOL y por último “EL COLECTIVO”, trayendo cárcel y muerte.

Luego de reprimir con ahínco a los vecinos de El Paraíso, el contingente del Mayor Matute recibió una particular orden: robar a los ciudadanos. Incautar los teléfonos celulares de todos aquellos civiles que difundan mensajes contra la revolución, contra Nicodemo, los Narcosoles y contra la pantomima de constituyente que planea montar el régimen.

Cualquier elemento es suficiente para incautar un teléfono: una imagen, un meme, un video de algún colectivo o uniformado asesinado a un civil, cualquier mensaje de la resistencia o simplemente la foto de Ernesto, Leonardo o cualquier otro líder de la Unidad Democrática. No sólo deben incautarse los teléfonos. Los civiles deberán ser apresados y pasados a la Justicia Militar, donde el general Marcano (alias Cisternita), se ocupa de condenarlos a 40 años de cárcel por “Traición a la Patria”.


Los distinguidos de la Guardia Nacional, Esau Villamizar y Antony Zaraza, están parados en la pequeña cuadra donde está el viejo restaurante y piano bar “El Torreón”, en la avenida José Antonio Páez de El Paraíso. Allí, ellos, revisan e incautan celulares a civiles, al azar.  Un hombre de unos 45 años es detenido por los dos militares, quienes le piden, de manera poco cortés, su teléfono celular. 

Villamizar revisa las aplicaciones que el hombre tiene en el desktop de su celular. Una de ellas es Twitter, suficiente como para llevar al hombre a juicio militar, según el radiograma que en la madrugada les leyó el mayor Matute. Revisa el timeline y luego su perfil. El material es suficiente para llevar al hombre ante el SIBOL, que se encargará de darle la paliza de ley.

Los distinguidos, llevan arrastras al detenido, para presentarlo ante el Sargento García. Pero algo curioso sucede en el trayecto. Villamizar no deja de mirar una cuenta en particular a la que el detindo no dudaba en retuitear. Es la cuenta de subrepticia de los periodistas del canal 4, “Vendevisión”, @VDPeriodistas. Es una cuenta donde un grupo de periodistas del canal, informan a la población de todas aquellas cosas que no pueden salir al aire en el noticiero del canal, so pena de ser castigados por ESCOÑATEL.

Villamizar observa con decepción la campaña “REVOLUCIONARIOS EN LOS IMPERIOS”, una serie que ya lleva cerca de 1000 tweets, sobre la vida que llevan los familiares y amigos de la nomenclatura del PUFS y de su cúpula militar (Los Narcosoles) lo que la gente llama popularmente, “LA BOLIBURGUESÍA”.

El joven distinguido observa con tristeza los lujos, las ciudades, los restaurantes, las fiestas, la buena vida que se dan todos estos personajes, haciéndose esta pregunta ¿Cómo lo hacen? ¿Con que dinero? ¿Por qué mientras esto ocurre ellos están reprimiendo a gente hambrienta y furiosa? ¿Por qué todo está deteriorado? ¿Por qué estas personas viven tan lejos? En ciudades que Villamizar, jamás conocerá ¿Por qué en esas universidades, si acá Panelo el Comandante Eterno, fundó muchas universidades? ¿Por qué en el odiado imperio? El imperio que día tras día, sus superiores dicen vendrá a invadirlos y a destruirlos, quedándose con el tan apreciado petróleo de su “PATRIA QUERIDDA”… ¿Por qué lleva él a este hombre arrastras a ser llevado a prisión si vivimos en una democracia plena? ¿Por qué no ir tras los delincuentes? Ladrones, extorsionadores, traficantes y asesinos ¡Quizá porque estos son sus jefes!

El Sargento García y el Cabo Reyes, acaban de llegar del arsenal. Traen el material con el que reprimirán la marchas estos días. Instruyen al pelotón, sobre como ejercer la represión: Los “escuálidos” no pueden traspasar la frontera entre el Municipio Chacao y el Municipio Libertador. En eso, la arenga, parte política, parte patriotera y parte institucional, es interrumpida por los dos guardias.

-¿Qué traen ustedes ahí?

-Mi sargento, acá traemos un “escuálido” que le revisamos el celular, y conseguimos material subversivo.

-¿Ah Síiii? ¡Echa ese moj/(&$ pal suelo y enséñame ese celular!

El hombre, adulto contemporáneo, es echado al suelo, quejumbroso y atemorizado. El sargento García toma el Celular y lo revisa.

-¡Interesante! “Nicodemo, grandísima plasta de mie$%#”, métete tu nueva constitución por el c/(&%#” ¡Y unas fotos… no, no… agarre ahí cabo Reyes! Y tú ¿Qué vamos a hacer con este muñeco?

-Bueno señor- responde Villamizar. Entregaremos el celular y el aprehendido al SIBOL para que lo presenten ante el Tribunal Militar, por el cargo de rebelión y traición a la Patria ¡Señor!

García se para frente a la tropa y les dice:

-¡Miren ustedes a un distinguido ejemplar! Vivirá y morirá para ser distinguido para siempre. Mientras a mi izquierda- señala al cabo Reyes, -está el hombre nuevo socialista. El futuro de esta institución. Díganos cabo Reyes ¿Qué pasará con el infeliz traidor a la Patria y con su celular una vez los entreguen al SIBOL?

-¡Si señor! Lo primero que pasará es que detenido será llevado a tribunal militar y condenado a 30 años en “La Tumba”, hasta que nuestro presidente, comandante en jefe, Nicodemo Madero Mata, cambie la constitución y apruebe la pena capital respectiva, y sea ejecutado. Seguidamente, los distinguidos Villamizar y Zaraza, serán condecorados y se les dará una palmada por la espalda, por ser tan buenos camaradas y patriotas.

Paralelamente  el teléfono, nunca será presentado en tribunal, porque es un Gálaxy S9, en relativo buen estado, y será llevado por el agente del SIBOL, a la tienda de celulares del Coronel Isturiz en el City Marquet, donde este, le pagará al agente, la módica suma de un millón de bolívares, para luego ser revendido en tres millones, como equipo casi-nuevo. Los distinguidos, serán homenajeados en el programa del #CapitanHallaca, “Con el Mazo Ardiendo”, pero cuando lleguen a su casa, sus mujeres les reclamarán, que en las neveras no hay con que comer. Aunque dudo que Villamizar tenga mujer, porque él todavía vive con su mamá.
 

-¡Qué terrible! ¿Qué haría usted Cabo?

-¿Señor? Yo en le sacaría el chip y la memoria al celular y lo llevaría a la tienda del Colombiano Miguel, padre del capitán Guevara en el Metrocenter, donde me pagarán  millón y medio por el equipo, luego iré a la licorería por una caja de cervezas, a la carnicería por tres kilos de carne y dos pollos, y solamente pagaré la mitad del precio, so pena de cerrar el establecimiento si me cobran completo ¡Señor!


-¿Y el detenido?

El Cabo Reyes toma su escopeta por el cañón y con fuerza le estrella la culata por las costillas al detenido. Luego le patea las nalgas ordenándole que se ponga de pié y corra sin mirar atrás. El detenido corre con todas sus fuerzas, y estando a casi sesenta metros del, Reyes le dispara perdigones de goma. El pobre hombre cae y luego se vuelve a levantarse para correr aún más rápido.

-¿Ven? Reyes pronto será ministro. Como nuestro amado general Prato.

“El sargento es el mejor… Reyes, ese es el hombre”, se oye decir entre la tropa, y Zaraza muere de carcajadas, mientras Villamizar observa todo aquello con rostro desencajado. Ya de por sí le parecía estúpido y bochornoso tener que revisarle los teléfonos a los civiles, para luego tener que ver este espectáculo.


ADIOS JUAN



El velorio de Juan Arellano fue multitudinario, jóvenes de varias escuelas, liceos y universidades de Caracas. Profesores y padres de muchos de esos jóvenes, están reunidos dentro y fuera del colegio Los Jesuitas, donde es velado Juan.


Juan fue definido por todos quienes lo conocieron, como un ser especial. Las monjas que lo conocieron en el colegio, los entrenadores que lo conocieron en el equipo de fútbol, los profesores que lo formaron en la universidad, los amigos, los padres de sus amigos, su novia. Nadie tiene nada malo que decir. Porque Juan era un niño prodigio, deportista y genialidad juntos. Pero una cualidad adicional, fue lo que reunió con más fuerza a jóvenes de lugares distantes y de diversos sectores sociales de toda Caracas; Juan Arellano era un líder. Él con pocas palabras sabía explicar la crisis y la razón de la protesta. Con su voz, con modismos cotidianos de los jóvenes de hoy, Juan hizo entender a jóvenes de los barrios y de las urbanizaciones, que el régimen les está robando el futuro y que debíamos unirnos para cambiar las cosas.



Alrededor del ataúd de Juan, sus padres, abrazados y ahogados en lágrimas. El resto de los que rodean y cargarán el ataúd, sus amigos del liceo y sus amigos de la universidad. Entre ellos Américo Matute hijo, su amigo de la infancia. Adolorido y avergonzado por ser hijo de un Guardia Nacional, los mismos que asesinaron a su amigo. Américo ya está cansado del círculo vicioso, es el quinto velorio de un joven protestante, al que asiste. La historia es la misma cada vez: protestar pacíficamente, llegar a los camiones barrera (“los murciélagos”), tratar de discutir y aleccionar a los policías y a los guardias subalternos, recibir bombas lacrimógenas, contener a los esbirros con sus escudos mientras los civiles escapan de la represión, dispersarse, combatir al “COLECTIVO”, y en cualquiera de esos momentos, cae un inocente, un marchante, uno de los guerreros, un casco verde… el velatorio, el sepelio, y de nuevo a marchar.

Los padres de Juan, abrazan a un Américo avergonzado. El abrazo lo hace sentirse perdonado. Nadie para de decirle, que no hay nada de qué avergonzarse. Él y su hermana, están del lado correcto de la historia.

-¡Señora Luisa, debí ser yo! Antes de morir me dio una sonrisa. Me dijo “¡Este país decidió cambiar y lo lograremos!”

Como Juan, han muerto hasta el momento 72 jóvenes. Entre manifestantes, transeúntes, “Guerreros de Franela” y “Cruces Verdes”, estos últimos, son particularmente agredidos son saña y crueldad. Si bien es cierto que con cada joven muerto se unen tres, no es menos cierto paralelamente, dos se van del país.


El homenaje al héroe caído termina con el himno nacional tocado por una orquesta filarmónica compuesta por jóvenes de varios núcleos del sistema de orquestas juveniles y una coral improvisada por varios jóvenes presentes. En la marcha hacia el lugar donde será enterrado Juan, los músicos y la coral entonan la “canción del pueblo”, la canción del la obra de Víctor Hugo, “Los Miserables”.

Canta el pueblo su canción
nada la puede detener
esta es la música del pueblo
y no se deja someter

Si al latir tu corazón
oyes el eco del tambor
es que el futuro nacerá
cuando salga el sol

Te unirás a nuestra fe
ven y lucha junto a mi
tras esta barricada
hay un mañana que vivir



Si somos esclavos o libres
depende de ti

Todos:
Canta el pueblo su canción
nada la puede detener
esta es la música del pueblo
y no se deja someter

Si al latir tu corazón
oyes el eco del tambor
es que el futuro nacerá
cuando salga el sol

Ven dispuesto a combatir
hay una lucha que ganar
muchos hoy van a morir
estas dispuesto a derramar
tu sangre en las calles de Francia
por la libertad

Todos:
Canta el pueblo su canción
nada la puede detener
esta es la música del pueblo
y no se deja someter

Si al latir tu corazón
oyes el eco del tambor
es que el futuro nacerá
cuando salga el sol


LOS PREPARATIVOS

Los hijos Matute no pasaran la noche en sus casas. Marina pasará la noche con su mejor amiga en la sede de #Farmavida y Américo Jesús, irá con sus compañeros de lucha, para entrenar y debatir sobre las razones de su protesta.

En la cancha de fútbol de un colegio en el extremo este de Caracas, se reúnen cientos de “Guerreros de Franela”. A diferencia de 2014, estos jóvenes tienen ahora una coordinación y un grupo de órdenes primordiales, que van más allá de sólo provocar un disturbio y enfrentarse a las fuerzas del régimen.

Parado sobre un estrado improvisado de cajones de madera y paletas, Américo Jesús Matute, el hijo rebelde del mayor Matute se dirige a los guerreros, luego de una deliberación en la que se decidió, que sería él, quien tomara el lugar de Juan Arellano en la acción:


Buenas noches a todos. Gracias por la confianza y el reconocimiento de todos ustedes. Estamos aquí reunidos porque queremos vivir en un país libre, porque queremos un país de oportunidades, sin hambre, sin pobreza, sin miedo. Que podamos vivir como vivieron su juventud nuestros padres, tener incluso una vida mejor que la que ellos tuvieron. Vivir en nuestro país, con nuestra familia. Dirigir nuestra nación en paz y sin discriminaciones, con respeto a la ley. Que nuestra nación avance junto con los tiempos que corren. Crecer en conocimiento y en tecnología, que nuestras escuelas, liceos y universidades sean lugares de crecimiento.

Lamentablemente el régimen de Nicodemo y del #PUFS, no nos va a dar nada de eso. Sólo nos ofrecen bombas lacrimógenas y disparos. Nosotros ponemos los muertos. Una bomba a ellos les cuesta entre 40 y 100 dólares. Mientras tanto, en nuestras familias hay hambre y enfermedades.

Por eso nuestro pueblo marcha. Por eso estamos aquí. Nuestras marchas son pacíficas. Nuestra desobediencia es legítima. Nuestra razón de ser, es resguardar la vida de quienes se manifiestan. 

Porque el régimen quiere que todos muramos. No vamos a morir, sin que nuestra voz sea escuchada. Nuestros objetivos son claros: proteger a quienes marchan pacíficamente, de las fuerzas de la represión. Al momento de comenzar el lanzamiento de gases, los disparos o la irrupción de las fuerzas paramilitares, “EL COLECTIVO”, nosotros alzaremos nuestros escudos contra los disparos. Devolveremos las bombas y usaremos nuestros elementos defensivos contra las fuerzas de la represión, mientras, los marchantes se desvían o se ponen a buen resguardo.

Los guerreros le dan una ovación a Américo y afirman sus órdenes y objetivos.

Hay varios grupos de jóvenes guerreros. Los universitarios, los vecinos, los militantes de los partidos, los miembros de "La Hermandad" y muchos muchísimos jóvenes en situación de calle, desesperados por la situación de crisis humanitaria que vive el país, sin atisbo alguno de solución. Es fácil poder identificar a qué grupo pertenece cada uno, pero al momento de la lucha, no hay grupos, no hay segregación, todos se mezclan en un solo bloque de defensa y combate.

En principio los voluntarios se suman con su propio equipamiento, cascos de obrero o de motorizados. Escudos de madera, MDF, pedazos de barriles, láminas de metal, trozos de techos de metal, puertas de automóviles o de hornos y de refrigeradores, cualquier cosa dura que cubra el cuerpo es un escudo, pero no necesariamente será una protección adecuada. 

La creatividad de los jóvenes se pone de manifiesto en los adornos de los escudos y los cascos: la bandera, la constitución, lemas libertarios, la cruz, Jesucristo, La Virgen, salmos o pasajes bíblicos, incluso fotos de personajes del régimen con mensajes que revelan sus verdades.

No sólo los partidos de la unidad, las organizaciones no gubernamentales y vecinales ayudan a los jóvenes voluntarios, con logística y alimentos. “La Hermandad”, complementa y mejora, el equipamiento de los jóvenes defensores.

Los jóvenes practican varias posiciones de defensa: murallas, tortugas, escuadras, refugios para los lanzadores de bombas molotovs, jabalinas, resorteras, etc.


Américo Jesús, se toma un descanso de la práctica. Mientras todos beben agua o algún refresco, llegan dos camionetas pick up. Seis miembros de la hermandad, coordinados por @Halcón60 y @Desbaratador bajan y luego de organizar a los miembros más experimentados, comienzan a repartir el contenido de las dos camionetas:


-Señores, nuevos escudos. Tenemos cien. Son de kevlar y aluminio de alta resistencia, con capa de cuñas de caucho. Con esto evitarán los disparos directos de granadas lacrimógenas y los disparos de balas de 7,62 de Kalashnikovs y Dragunovs.

Los jóvenes se sorprenden y la gran mayoría toma los escudos con gusto. Américo toma uno pero no duda en criticarlo.

-Sabemos que estos escudos nos salvarán la vida, pero… son feos. Son negros. Tienen visor de vidrio. Pero, no tienen espíritu, no tienen personalidad… (¿)-, el muchacho toma el escudo y hace una mueca.

Tienen el lienzo, comiencen a pintar ¡Miren! Estos petos son chalecos antibalas y esta otra camioneta es muy especial. Nos metimos en la casa de uno de los testaferros de Bin El Salami y nos llevamos toda su ropa blindada. Los jóvenes se quedan asombrados de los chalecos y chaquetas de alta costura, todos anti-balas. Cada uno toma aparte de su escudo, su traje. El aspecto de muchos de los jóvenes es realmente cómico. Los muchachos hacen bromas y ríen, parodiando ser hombres elegantes y refinados.


Américo observa a los miembros de “La Hermandad” y uno de ellos le entrega un sobre.

-Bienvenido a “La Hermandad”. Ver como tú y Arellano organizaban el entrenamiento de los “escuderos” y de los raqueteros, no podía pasar desapercibido para nosotros. Tú y tu amigo son líderes naturales, lástima que estos escudos y los chalecos llegan tarde. El lunes comenzamos  tu entrenamiento básico.


-Gracias @Halcón60-, Américo recibe la carta con tristeza.

-Es doloroso perder a un amigo Américo. Pero así son las guerras. Debemos seguir combatiendo, hasta alcanzar la victoria o hasta que el destino nos alcance. La mejor manera de honrar a los nuestros es continuar luchado.

Los acordes de los músicos de la resistencia, Wilson Mavarez (violinista) y Yohan Robles (Clarinetista) y otros dos violinistas, interrumpen el corto diálogo, entre los hombres de “La Hermandad” y Américo Matute.

-A diferencia de 2014, esta vez hay muchos de toda la ciudad, de todas las condiciones sociales. Hay muchos jóvenes pobres, algunos sin hogar. No podemos perder @Halcón60. Nos estamos jugando el futuro. Somos los que no podemos o no queremos irnos. Es el único país que tenemos. Estamos dando la verdadera “guerra asimétrica”, una lucha muy desigual. Tenemos hasta músicos como en las batallas del siglo XVIII.

-Américo. Del otro lado también hay muchachos combatiéndolos. El desafío no es solo defenderse de ellos sino entrar en sus conciencias y en sus corazones para que entiendan de qué lado deben estar. Por eso esos músicos son tan importantes.

Se oye la campana en la iglesia del colegio. Es la señal de esconderse. @Halcón60, revisa el celular.

-Es momento de esconderse. El SIBOL y la Guarda Nacional, vienen en camino hacia acá ¡A esconderse señoritas! Los jóvenes corren a las áreas verdes del colegio y hacia las urbanizaciones aledañas, donde los vecinos le darán abrigo a los guerreros. Las camionetas salen del lugar, con algunos de los jóvenes de la resistencia en los cajones, cubiertos con lonas. Entre ellos Américo y los músicos.


Lejos de allí. En la zona industrial de la California Sur, en #Farmavida, las chicas al mando de @VeroCorazon, @Roxxy y @Doñaspirina coordinan el envío de insumos médicos a los hospitales y dispensarios donde son recibidos los heridos por las protestas. En los “quirófanos móviles” hay mucha actividad. En dos de ellos se practican operaciones de jóvenes heridos de bala, granada lacrimógena o “perdigones”. En los otros dos, nuevas voluntarias a “virgen de las pastillas”, están practicando el manejo de los robots Da Vinci.


Marina José Matute, la hija del mayor Américo Matute, practica el manejo del robot, ante la mirada aprobatoria de @Roxxy.

-Definitivamente, estás lista para operar Marina. Cuídate mucho amiga, eres un recurso valioso para “La Hermandad” y la lucha por la libertad.

-Roxana. Si somos médicos. Si estamos para ayudar a los lesionados y a los heridos ¿Por qué nos hacen daño? ¿Por qué la Policía y la Guardia que reprime a los muchachos, son más violentos con nosotros?



-Porque son asesinos Marina. A esos asesinos les enloquece que curemos a quienes los combaten, que curemos a quienes los protestan. Ellos son felices si vieran a las personas morir en las calles, solas y sin ayuda, que el cadáver quede como “ejemplo” para que otros no protesten. Pero nosotros somos luz y esperanza. Somos moral y fuerza. Cada casco blanco con la cruz verde tiene más moral que un camión lleno de guardias. Nosotros destruimos sus razones de muerte y terror. Por eso nos atacan, con más violencia que a los “escuderos”.

LOS NEGOCIOS DEL CABO REYES

Entre las avenidas Principal de Bello Campo y la Santa Ana, está el viejo y abandonado restaurante, El Catirusio. Otrora restaurante de especialidades de la comida criolla venezolana y carnes a la parrilla, que no tuvo tanto éxito como La Pradera Argentina y el Caballo Viejo, con los que debía competir en el Municipio Chacao, el municipio financiero y comercial de la ciudad. Ahora es un improvisado cuartel general de las fuerzas represivas, la Guardia Nacional y el SIBOL.

Son las once de la noche, y aún hambrientos y agotados por haber reprimido sin piedad los guardias Villamizar, Zaraza y Barrios, descansan, tirados en el árido suelo de lo que antes fue un jardín para los niños de los comensales del abandonado restaurante.

Villamizar aún está agobiado de las imágenes, de los atropellos que cometieron sus compañeros y superiores las últimas 48 horas, de hambre sueño y sed. Él mismo está asqueado por haber robado al hombre del celular. Entró a la guardia para combatir el delito, ser un ciudadano ejemplar y traer ley y orden, y ahora es un vulgar ratero, como los cursos (los colegas) de la unidad 76, los llamados “cocosecos”.

Los “cocosecos” son presidiarios y criminales del “COLECTIVO”, provistos de un uniforme de Guardia Nacional, o de Polinacional. Como perros furiosos, que se reparten las pertenencias de las personas que robaron en una concentración en Bello Monte.
  
Pero de todas las atrocidades que vió, hay una que no abandona su mente; es el rostro del joven abatido a por el cabo Rodas, con la bomba lacrimógena, tipo cartucho, que disparó contra el pecho del joven con su escopetín.

Tampoco abandonan su mente las imágenes de esa cuenta @VDPeriodistas. Las imágenes de la vida de derroche y placeres que tienen sus superiores (los que los mandan a reprimir, y a ejecutar órdenes criminales) y sus familiares.


Aparece contento, con el acostumbrado fajo de billetes, el Cabo Reyes. Maltrechos, los tres guardias tratan de despertarse y ponerse de pie, a la voz de Villamizar.

-No, no, no… ¡Descansen! ¿Qué les pareció el zaperoco en el baño?


-¡Siii que horror! El capitán Zambrano descubrió al cabo Maita en el baño, haciéndose la p//&$"a con la foto de la hija del ministro y las otras dos coñ/(&$tas. En una tablet que le robó a una vieja escuálida. Jajajajajajaja- responde el cabo Barrios, contando el chisme.


-Esa cuenta de @VDPeriodistas, Dios mío jajajajaja- Barrios, Zaraza y Reyes mueren a carcajadas, menos VIllamizar.

-Villamizar ¿Qué te pasa? ¿Estás en una de esas “meditaciones existencialistas” sobre la moral y honor que no se divisa? O ¿estás decidiendo si irte de baja y declararte gay definitivamente?

Los cursos de su unidad, no paran de reír y burlarse de Villamizar.

-Nada. Yo también he visto las cosas que salen en esa cuenta. También me siento mal de no divisar el “honor” por más que lo busque.


-Aaaaayyy aquí vamos con el distinguido Villamizar- responde el cabo Reyes.

-Es que Villamizar es mar78%$#- seguro vio la foto de la hija del ministro y dijo ¡Ay asco! ¡Pero la foto del hijo del General Buitrevides haciendo pesas y mostrando los cuadritos con un interior Everlast azul de rallas si le gusto!

Todos miran a Zaraza con una mirada extraña.

-No vi esa foto Zaraza. Pero nos extraña que hayas detallado lo del interior.

Zaraza carraspea y hace una pregunta capciosa -¿Qué pasó con la tablet?


-Se la quitó el capitán… jajajaja seguro, él también se la está haciendo con la foto en este momento. Pero no vine a hablarles de tipos enfermos, vine a hablarles de un nuevo negocio…

Barrios sonríe de emoción y le da una palmada a Zaraza. Villamizar no sabe que decir. Entre el cansancio y el bochorno por los horrores e inmoralidades que tuvo que ver, ejecutar y tolerar. No entiende como combina allí tanta alegría, cuando debería haber vergüenza.

-Les explico. Junto con el Sargento García, coroné dos cajitas de “chivitas” nuevas nuevecitas, virguitas. Hablé con el pran de los “cocoseco” y me las acaba de comprar. Diez kilos de lechuguita-, diez mil dólares -Cada uno de ustedes se lleva su kilito de lechuguita, para volarnos por la frontera ¿Qué tar?

Villamizar, no se sorprende de los grandes negocios, del Cabo Reyes, luego de ver la clase magistral de “Tengo el celular de un escuálido ¿Qué hago con él?”, se sorprende de ver que su gran mentor en el negocio de ser Guardia Nacional, le vende cajas de Kalashnikovs (chivitas) a los delincuentes. Más sorprendido aún, está de ver que sus compañeros, no sólo están contentos del gran negocio, sino de la posibilidad de desertar de la fuerza con mil dólares en los bolsillos.

-¡Ánimo Villamizar! Tienes cara que no quieres estar en esta vai(&%! ¡Vamosnos pal coñ/$#! Resolvamos nuestra vida de otra manera- le dice el Cabo Reyes.

-¿Cuándo las vamos a vender?-, pregunta Zaraza.


-La Unidad Democrática, acaba de informar que mañana repiten la marcha, señores. Nosotros salimos de aquí para Bello Monte. Cuando se prenda el pe&/%# salimos a hacer el trabajo. García nos va a llevar en una tanqueta con la mercancía. “El Papilo”, el pran de los “cocoseco”, me va a esperar con unos panas de su “COLECTIVO” en una de esas calles. El me mandará un mensaje mañana. Allí cuadramos todo. Nos da los reales y nos vamos. García va a cuadrar unos permisos de fin de semana, para todos y chao. Por cierto, decomisamos una cesta pollitos con el Sargento Hernández, en el súper de acá al frente y los “gayos” del 25 de logística, pusieron a funcionar la máquina de asar pollo. “Pollete” para esta noche. Uno para cada uno. Pero eso sí, pónganse duros, porque si vienen los diablos del sargento Valero, con el cabo Rodas, a quitarnos los pollos, los corremos a plomo, patá y kunfú ¿OK?


-¿Y es que eso puede pasar? Que vengan otros cursos a quitarnos el “rancho” (la comida).

-Pero bueno ¿Qué te pasa Villamizar? Tú pasaste por la guardia, pero la guardia no pasó por ti. El comando no le está mandando comida a nadie. Cada quien que resuelva, porque estamos en guerra. Este es PLAN ZAMORA, no PLAN MAC DONALD, con cajita feliz y tal…- responde Zaraza, golpeando a Villamizar en la cabeza.

LA MARCHA DE HOY

Es miércoles y en varios puntos de la ciudad de Caracas se reúnen los ciudadanos para marchar contra el golpe de estado perpetrado por Nicodemo y su Constitución espuria.



En el municipio Chacao, las personas se reúnen en la Plaza Francia de Altamira.




En el municipio Baruta las personas se reunirán en el distribuidor Santa Fe y en Bello Monte.


En el municipio Sucre, será Caurimare y el Unicentro El Marquéz.



En el municipio Libertador, y es motivo de preocupación y de la represión temprana, por ser el municipio donde se asientan los Poderes Públicos, los puntos de reunión son: Santa Mónica, el Centro Comercial La Villa, la Plaza Washington y la avenida Vollmer de La Candelaria.




La gran mayoría de los caraqueños se reunirán en el distribuidor Altamira, en la autopista Francisco Fajardo, como paso previo el punto de encuentro será la Plaza Altamira.


A las 8 de la mañana, el metro de caracas es cerrado parcialmente, provocando el caos entre los que se desplazan a sus trabajos. Todas las estaciones del este de la ciudad son cerradas desde Caño Amarillo, hasta Palo Verde en la línea 1, desde Teatros a Zona Rental en la línea 4 y desde los Símbolos a Plaza Venezuela en la línea 3. 

El temor del régimen es que “los escuálidos”, ciudadanos de segunda sin derecho a nada, por no adorar al extinto Comandante Panelo, lleguen al centro de la ciudad en este medio de transporte. En los extremos del sistema metro que están abiertos, el “COLECTIVO” aguarda para ejercer fuerza letal contra cualquier protestante que aparezca, y “fuerza robar”, contra cualquier otro ciudadano.


A las 9 de la mañana, los manifestantes tempraneros, comienzan a reunirse en los puntos de concentración, también comienzan a verse los “Guerreros de Franela”, tímidamente con sus escudos, sus petos antibalas, los trajes de tela blindada y sus máscaras antigases. Algunos improvisan un “potazo” para reunir para comer; le piden dinero a los transeúntes y a los conductores, la gran mayoría les aporta, aunque la acción no deja de ser algo polémica. Algunos voluntarios aparecen para llevarles de comer, muchos de ellos familiares de otros guerreros.

A las 10 de la mañana, comienza el cierre de la vía en la Avenida Francisco de Miranda. En principio, los guerreros tempraneros colocan barricadas de troncos y potes entre el cruce con la avenida Principal de la Castellana, y el cruce con la avenida 1 de los palos grandes. La policía de Chacao no tarda en aparecer para formalizar el cierre, con cinta amarilla y una patrulla. La primera personalidad en aparecer es el alcalde de Chacao, que mira todo aquello a lo lejos.


Comienzan a aparecer camiones y camionetas repletas de “Guerreros de Franela” y de voluntarios con cascos verdes. En el sector norte de la Plaza Francia, se improvisa un hospital de campaña, mientras que en el centro se agrupan los guerreros para practicar y coordinar la protección de la marcha.


A dos kilómetros del lugar, en Salud Chacao, se preparan para recibir a los heridos. En la madrugada y reciberon los insumos de la mano de voluntarios, sobretodo de “La Hermandad”. En un lugar del norte del municipio está un quirófano móvil. Hay por lo menos un quirófano móvil cercano de cada punto de concentración.

Ya se reporta represión en los puntos de concentración del Oeste, en el municipio Libertador, donde el alcalde, “Perra Loca”, ya ha ordenado al “COLECTIVO”, y a las fuerzas de la represión, aplastar cualquier viso de rebelión. Ni Bello Monte, ni El Paraíso, ni la Candelaria, este último a escasas 10 cuadras de Miraflores, se aplacan, y comienza la batalla campal.

Una parte de los protestantes del municipio Libertador, decidieron aparecerse en las puertas de la Defensoría del Pueblo, donde “Mister Músculo”, se atrinchera con la Polinacional y el “COLECTIVO”, para “defenderse del pueblo”.

De nuevo en la Plaza Altamira, comienzan a aparecer los medios de comunicación alternativos, con sus cámaras con streaming, el chaleco antibalas, casco y máscara en mano. Los medios de comunicación tradicionales aparecen con sus camionetas. En el costado este de la plaza instalan sus microondas y las reporteras se maquillan.

A las 11 de la mañana hay bastantes manifestantes en la Plaza Altamira. Miles de gorras tricolores  se mezclan entre las capuchas de franela y los cascos con la cruz verde. Motos con banderas de la cruz azul, corren de un lado a otro. Ellos serán de ambulancia improvisada para los heridos.

Comienzan a aparecer los diputados y concejales de La Unidad Democrática. Varios miembros de “La Hermandad”, también hacen notar su presencia en las redes sociales, poniendo a correr a los infiltrados del SIBOL, por toda la plaza, tratando de reconocerlos para llevárselos, marcarlos o asesinarlos ahí mismo. El helicóptero del SIBOL sobrevuela el municipio, para reportar el crecimiento de la concentración.

Son las 12 del mediodía, la concentración de manifestantes colma la avenida Francisco de Miranda, la avenida Don Bosco, la avenida Luis Roche, la avenida del Ávila y se unen a estos manifestantes, los provenientes del municipio Sucre, la gente de Petare, el Marquez y Caurimare; una cantidad tan grande como los que estaban concentrados en Altamira.


Al paso del camión corneta, la “bola de nieve”, los dos ríos de gente que se unen comienzan a bajar por la Avenida del Ávila hacia el distribuidor Altamira, en la Avenida Francisco Fajardo. Los jóvenes “Guerreros de Franela” comienzan aceleradamente a pedir paso para ponerse justo detrás de los líderes políticos, quienes están en la primera fila. Los jóvenes marchan al canto de un improvisado rap clamando libertad, igualdad, cese de la represión y respeto a sus derechos. Ellos se enfrentarán a las barreras colocadas en el Recreo, a la altura de la calle Orinoco, para impedir el paso hacia el Oeste.

Wilson Mavarez, un joven violinista de la Orquesta Sinfónica del Valle, va junto con otros seis músicos de otras orquestas sinfónicas, entre el grupo de guerreros defensores y el grupo que va a la vanguardia, tocando el himno nacional y piezas de la música clásica tradicional venezolana.

En grupos de media docena, dispersos a lo largo de la marcha, están los guerreros del caso blanco y la cruz verde, marchndo haciéndo la "cadena de la vida". Uno poniendo la mano detrás del otro. Pendientes de atender a los marchistas que se deshidratan, a los ancianos que dan hasta el último esfuerzo por apoyar la marca y atentos al inicio de la represión.

Detrás de las ocho barreras, conocidas popularmente como “Murcielagos”, está un contingente de cerca de 700 guardias nacionales, en toda una variedad de modalidades: Operadores y custodios de los “murciélagos”, cerca de 20 ballenas, 40 tanquetas, un centenar de motos y guardias a pie.


La marcha ya empieza a verse desde atrás de la lámina agujereada de las barreras. Guardias venidos del interior del país, y que apenas conocen la capital, se quedan asombrados de la cantidad de gente que viene contra ellos.



-¡Pero mire mi cabo! Ahí hay gente como piedra. Ezo es como un millón de gente.

-¿Un millón? Un millón en un día malo curso ¡BIENVENIDO A CARACAS!- responde irónicamente el cabo Reyes al joven guardia de otra unidad.

-¡Hey Reyes! Ahí vienen los líderes escuálidos: La Proscrita, Pokemón y Cabraloca- El sargento García observa venir a los diputados María Karina, Miguel Guevara y  el gobernador de Miranda, Ernesto Cabriales, acompañados de varios asistentes y seguidores que se preocupan enormemente de su seguridad.

Visibles a menos de ciento cincuenta metros, de la barrera, detrás de los líderes, están los músicos, de los que los guardias no dudan en burlarse, y detrás de ellos los defensores, los “Guerreros de Franela”, una comunidad variopinta de jóvenes voluntariosos y medianamente disciplinados.


-¡Mira! Y ¿Qué es eso que está detrás de los diputados? ¿Un Comic-Con criollo? Jajajajaja. Ya he contado una docena de supermanes

-Barrios, da lástima, es vergonzoso ¡Todo este despliegue para enfrentarnos a un ejército de cosplayers!- murmura Villamizar.

-Yo ya he contado varios Fláshes, varios Batmans, hasta X-Mens ¡Miren! ¡Hasta un Kick Ass! ¿Sabían que el teniente coronel Colina se está llenando con esos muñecos?

-¿Cómo así Reyes?

-Se lleva los guarimberos estos detenidos, los clasifica entre “burguesitos” y “perraje”. Esos disfraces son caros, no es difícil clasificarlos. Luego llama a las familias y les pide 5000 dólares para no entregarlos al SIBOL.

-¿Y la familia paga?

-¡Claro! Les advierte que si se los entrega al SIBOL, estos les cobrarán 20 mil, sin garantías de devolvérselos, y si lo hacen, no será sin antes golpearlos y violarlos.

-¡Wao! ¡Qué negoción! Aunque yo cambiaría a un guarimberito de esos por una hamburguesa gigante. No hemos desayunado cabo- responde un hambriento cabo Barrios.

-¡Qué horror Reyes! ¿Hasta cuándo tanta inmoralidad?-, responde Villamizar.

-¿Qué te pasa distinguido?

Villamizar no sale de su profunda molestia -¡Esta escopeta que me dio el sargento García pesa casi el doble de lo normal!

-¿Y esa vain//&%?

Villamizar acciona la corredera del guardamano del arma y saca un cartucho, -¡Mira esta vai%#”!

-¡Mira vale! Munición “3 en boca” ¿Y qué pasa con eso?, las mías son doble cero, para matar chigüires ¿Cambiamos?


-Con todo respeto Reyes, pero no seas tan ¡Mald&$#! Estas son municiónes de combate, municiones prohibidas ¡Es para matar y mutilar a esa gente!


-Te das mucha mala vida viejo. Pendientes porque hoy cerramos el negocio que les dije-, la voz de  Reyes se interrumpe por las palabras del gobernador Cabriales.

-¡BUENAS TARDES! ¡SOY EL GOBERNADOR DE MIRANDA! ¡Exijo que retiren estas barreras!

-¡Te cuidado con lo que pides! ¡Que se te puede cumplir!- los guardias ríen ante las palabras del general Buitrevides, quien con megáfono se burla detrás del batallón de hombres.

-¡Tenemos derecho a la protesta pacífica, sin armas y al libre tránsito!- responde Guevara.

-¡Aquí está HUEVOMÓN! ¡Agarramelo!- grita el sargento García detrás de la barrera. Los soldados ríen y murmuran otros chistes.

-Señores, soldados de esta patria. Nuestro país, Venezuela, vive la mayor tragedia social de su historia republicana. El país más rico del planeta en recursos naturales, se ha convertido en el de la población más pobre del continente. Nos hemos convertido en una nación que hace inmensas colas para conseguir pocos alimentos. Cada vez más compatriotas hurgan en la basura para subsistir. Campea la miseria, el caos y el sufrimiento colectivo ante la ausencia de alimentos, medicinas, seguridad y paz. Ustedes lo saben, ustedes lo ven, lo viven en su día a día. Nuestra Venezuela es la de las madres llorando a sus hijos arrebatados tempranamente por el hampa o la represión, el de los padres angustiados buscando desesperadamente cómo llevar algo que comer para sus familias, el de muchachos buscando huir de un país al que le robaron su futuro, o el de nuestros enfermos muriendo por falta de medicinas.


-¡Cállate vieja pajuata!- le grita un teniente a María Karina.

-Este drama social ocurre simultáneamente con el enriquecimiento obsceno y acelerado del grupo de privilegiados que hoy nos gobierna y que en muchos casos son los que los mandan a ustedes a reprimir. Unos pocos que se han enriquecido groseramente a costa del hambre y dolor de la mayoría de los venezolanos. Esas personas que están detrás de mí.


-¡Son puros sifrinos del Este! ¡Burguesía rancia de derecha!- grita Buitrevides por el megáfono, en respuesta a Ernesto.

-¡Ah! ¿Si?... Y si es así ¿Por qué están reprimiendo también de aquel lado? Muchos de ustedes llevan noches enteras sin dormir, porque los exprimen reprimiendo en las comunidades del oeste de la ciudad. Conteniendo el hambre y la frustración de la gente. Amparando a criminales tarifados e impunes para que hagan el trabajo sucio, que a ustedes sus conciencias no les permiten hacer-, replica María Karina.


-El régimen de Nicodemo no sólo es masivamente empobrecedor sino estructuralmente injusto. Además de ser una cruel máquina de pobres, es un instrumento de generación acelerada de injusticia y desigualdad. Para el gobierno, Venezuela es un botín y gobernar es un gran negocio. Ese lucrativo negocio debe ser resguardado y defendido, y por esa razón les ordenan reprimir con furia a quienes claman por un orden distinto, que sea más justo para todos. Es por ello que los usan a ustedes para la defensa de sus privilegios y de sus fortunas mal habidas ¿No se dan cuenta que ustedes y sus familias también son parte de ese pueblo que sufre la desigualdad? ¡No se sigan prestando a ese triste papel de perros de presa de una nomenclatura oligárquica, disfrazada de socialistas!-, responde Guevara.

Todas las miradas de los oficiales y los suboficiales presentes en la puesta en escena de la inminente represión brutal, miran con poco agrado a su general Buitrevides, quien discretamente tapa su reloj Breitling Chronomat Nba de oro, pero no puede tapar la camioneta Infinity QX80 blindada en la que vino a arengar personalmente a sus hombres.


-¿Nos están tentando a cometer el delito de Golpe de Estado con su discurso sedicioso?¡Deberán ser llevados a juicio militar!- grita Buitrevides, huyendo hacia delante del juicio de sus subordinados.

-¡No señores! ¡Nosotros no los estamos tentando a cometer un golpe! ¡USTEDES SON EL GOLPE! Ustedes juraron ser los guardianes de la Constitución que nos dimos todos los venezolanos en referendo popular, universal, directo, secreto. Llegó la hora que sean fieles a su juramento. No permitan que en vez de ser vistos como los dignos herederos del Libertador Simón Bolívar, la historia los recuerde como los esbirros de la dictadura de Nicodemo.

El artículo 328 de la constitución, los define como una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional. En el cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna.”… 

Muchas de las órdenes que reciben están cargadas de adoctrinamiento político partidista. Ustedes son la Fuerza Armada de Venezuela, no del PUFS.

Los soldados callan y miran por un segundo o al cielo o al suelo.

Ernesto es seguido en su discurso por María Karina que complementa diciendo:

-Además, Artículo 25 de esa misma constitución, que está muy por encima del reglamento disciplinario número 5, el cual fue derogado, y aún así se sigue imponiendo en sus cuarteles, dice claramente, que “no están obligados, ni moral ni constitucionalmente, a obedecer órdenes criminales. Todo acto dictado en ejercicio del Poder Público, que viole o menoscabe los derechos garantizados por esta Constitución, es nulo, y los funcionarios públicos que lo ordenen o ejecuten incurren en responsabilidad penal, civil y administrativa, según los casos, sin que les sirvan de excusa órdenes superiores”. No olvidemos la suprema advertencia de nuestro Libertador: “Maldito el soldado que apunta las armas de la Republica contra su propio pueblo”. Es el momento que se deslinden de aquellos que están incurriendo en violencia criminal y delitos de terrorismo de Estado contra nuestro pueblo, y que manchan de sangre inocente sus insignias y su honor. No es casual que Nicodemo quiera cambiar la constitución con una pantomima de Asamblea Constituyente. Este y otros artículos, son un muro infranqueable, entre sus conciencias y las ordenes que reciban.

Ante estas palabras, Villamizar mira a Reyes, y luego miran sus respectivas escopetas.

-¡Ya me estoy cansando de escuchar estupideces! Preparen el “GAS DEL BUENO”.

-¡Déjenos pasar! Iremos a la Defensoría del Pueblo. “Míster Músculo” tiene que oírnos. Tiene que dar la cara y ejercer su rol ante esta crisis.

Una de las hojas del murciélago se corre y un pequeño piquete de 6 guardias, comandado por el sargento Valero y el cabo Rodas, sale a amedrentar y detener a alguno de los diputados. El gobernador Ernesto, les hace frente, pero María Karina, lo hala al ver cómo le rocían gas pimienta directo a la cara. Otro de los guardias trata de llevarse detenido a uno de los asistentes del diputado Guevara, pero este logra liberarlo de las manos del guardia. 

El grupo es correteado con una bomba lacrimógena de mano, gas pimienta y disparos de perdigones, de cacería. Espaldas heridas y ensangrentadas, un diputado cae herido en una pierna y un asistente en la espalda por el impacto de una bomba de cartucho. Modus operandi habitual.

LA REPRESION

¡MURALLAAAAA! 



A la voz del nuevo líder, Américo Matute, un mosaico de cien escudos multicolores se juntan en tres niveles para contener las balas y las bombas, mientras la gran masa de gente se paraliza a ver lo que está a punto de suceder. Las barreras de los “murciélagos” se pliegan como la apertura de las puertas del infierno, para liberar a todos los demonios contra una población desarmada. Sólo las oraciones y la fe de los escuderos son la única barrera entre los que claman justicia y libertad, y los que quieren asesinarlos.




Doscientas bombas lacrimógenas oscurecen el cielo. Las bombas de mano llueven parabólicamente sobre los escuderos; pero son las de cartucho las que comenzarán a perforar los débiles escudos de madera sintética, deteniendo su marcha justo antes de tocar la frente o los ojos del guerrero de los porta. El empuje del impacto pondrá a prueba los delgados cuerpos de los escuderos.


Los afortunados con escudos fabricados por “La Hermandad”, ven rebotar los proyectiles, mientras los muchachos con raquetas esperan los bombines que están a punto de caer al suelo. Un fuerte slam regresa las bombas a sus dueños. Un grupo de futuros bateadores diestros, desafían a los tenistas, sacando las bombas de home run contra las motocicletas que vertiginosamente se acercan a la barrera.


¡BARRAAAAASSSS!




Justo cuando las motos están a punto de chocar contra la barrera, brotan de entre los intersticios de los escudos, tubos de una pulgada o pulgada y media, de tres metros de largo. Sostenidos con todas sus fuerzas por dos guerreros, cada tubo impacta una moto o la humanidad de alguno de los conductores, echándolos junto con los parrilleros al suelo. Molotovs de fuego naranja y fuego verde cae sobre los caballos de acero caídos. No contaban con la técnica medieval de la empalizada. Motos derribadas y en llamas se convierten en una nueva barricada, que no tardará en ser sofocada por las ballenas.


Siguen lloviendo bombas. Lluvia vertical, lluvia parabólica, lluvia horizontal, la más peligrosa. Hasta el helicóptero del SIBOL dispara bombas lacrimógenas.


Allí vienen las tanquetas y las ballenas, cruzando por el diabólico portal, junto con los hombres de la infantería que se protegen detrás de las tanquetas de las bombas molotov que queman el cuerpo y de las bombas puputov, cuya extraña y putrefacta sustancia marrón y llama invisible, carbonizan la moral.


Ante la represión, la multitud, de casi millón y medio de personas, busca salidas de escape. Unos se lanzarán hacia las calles laterales a la autopista, a la altura del Boulevard de Sabana Grande, y otros no tendrán más remedio que arrojarse a las aguas del río Guaire.

Los “Guerreros de Franela”, fieles a su juramento, protegen con sus escudos a la multitud, que es atacada por disparos de perdigones de acero, canicas de vidrio y bombas lacrimógenas.


Entre los que escapan de la represión, se abren paso a contracorriente, un segundo grupo de guerreros, son los que salvan vidas. Los muchachos de los cascos verdes, que con ayuda de los manifestantes que no están heridos, recogen a los moribundos y ensangrentados que yacen en el asfalto.


Los frascos de compota, y mayonesa vuelan en dirección a los represores. El nauceabundo coctel marrón, se estrella en los cascos, las armaduras, los escudos y las carrocerías de las tanquetas de los Guardias Nacionales. Un hedor diferente al urticante gas vencido, comienza a invadir el ambiente. El horror y la indignación ha cambiado de bando. El color marrón que se escurre de forma fluida por las superficies de sus uniformes, enloquece a los represores, haciendo que unos retrocedan y a otros los invada la furia.


-¡Barrios! ¡Me dieron! Me llenaron de mierd((&$# ¡Maldi&/$”! ¡Ahora si los vamos a matar!- Zaraza grita con furia. Dispara de forma horizontal el escopetín, lanzando una granada de gas lacrimógeno contra uno de los escuderos, atravezandolo, pero sin herir al joven que se protege tras él. En pago, Zaraza recibe una bolsa de “puputov” en la cara. El operador de la ballena al ver el desastre, intenta limpiar el resultado de la asquerosa arma de los protestantes, rociando a sus compañeros con agua a presión, acelerando el caos y los insultos. Ante las risas de los escuderos que desde el otro lado no paran de llenar el cielo de excremento en frasco.


Los Guardias no paran de lanzar bombas lacrimógenas, el ambiente en la autopista Francisco Fajardo tiene una atmosfera diferente, una espesa nube de gas urticante cubre casi un kilómetro de vía, que se cuela entre los edificios y puede verse a lo lejos. Los guardias atendiendo las órdenes criminales de sus superiores inmediatos, disparan contra los apartamentos de los edificios que flanquean la autopista, desde los que se oyen golpes de cacerola, gritos y maldiciones contra los uniformados. Uno de los apartamentos se está incendiando.


Los marchantes retroceden mientras los escuderos resisten. Los escudos construidos por “La Hermandad” repelen con éxito los impactos directos de las granadas de gas lacrimógeno del tipo cartucho. Pero la muralla de casi cien guardias nacionales avanza y comienzan a sentirse los golpes de las granadas con más fuerza y  a caer los jóvenes heridos por impactos de los perdigones “3 en boca” y balas de 9mm, de las armas de reglamento y una que otra bala de kalashnikov que es disparada por los francotiradores desde los edificios de los organismos públicos.


La bandera blanca no es suficiente para contener los disparos. Eventualmente, un joven cruz verde cae al suelo, herido en una pierna por quien sabe qué tipo de arma. En un segundo, paso de ser rescatista a ser rescatado.

Balas contra piedras, madera y lata contra granadas, pañuelos empapados con agua carbonatada contra la nube de gas que asfixia toda oposición. Esa es la Paz de Nicodemo, quien a 15 kilómetros de allí, baila salsa en cadena nacional, y hasta imita de manera desafortunada al “Papo Luca”, tocando el piano, para animar a su lumpen. Nada peor que un payaso que no hace reír.

Villamizar, detrás de la tanqueta conducida por el Sargento García, no deja de estar angustiado. Sus advertencias al cabo Reyes, no fueron escuchadas.

 Aunque los heridos hagan que los protestantes retrocedan,  estos no dejarán de protestar ni renunciarán a su rabia y frustración, asumiendo una actitud sumisa. Villamizar no quiere disparar su escopeta, sabe que si lo hace algún civil morirá. Solo se conforma con insultar, patear a algún asfixiado y disparar al aire.

-¿Qué pasa Villamizar? ¡Dispara esa mier&&%#!- le ordena el Sargento García. Pero Villamizar sólo lo mira con pánico. Reyes le golpea en la cabeza, al grito de ¡Pende&%#! Pero el Mayor Matute mira aquello y pregunta lo que sucede. Villamizar le enseña a Matute el cartucho.

-¡No dispararé esto!

Los ojos de asombro de Matute pueden verse a través de su máscara antigas y continúa su marcha, buscando entre los protestantes detenidos a su hijo.

El piquete de 200 soldados se dispersa formando grupos de ocho a diez efectivos, para reprimir diversos sectores y flancos de la vía. Las tanquetas DongFeng VN4 se abren paso para romper la barricada y empujar a los manifestantes cada vez más hacia el Este.

El Mayor Matute recorre la autopista, preocupado, viendo el comportamiento de sus hombres. Observa como un grupo de guardias dispara su escopetín en forma vertical desde el nivel superior de la autopista, contra un grupo de manifestantes, y este, contrariando las instrucciones que había dado semanas atrás regaña a sus hombres y les ordena no hacerlo. Matute teme que en uno de esos disparos de granadas lacrimógenas, muera alguno de sus hijos.

A lo lejos, Villamizar observa al cabo Rodas disparar un arma 9mm contra los manifestantes que huyen por uno de los puentes modulares que el régimen de Nicodemo, ordenó montar, para conectar el sur de la ciudad con la autopista a la altura de Bello Monte. Uno de ellos cae.

Villamizar empuña su arma con fuerza, quiere dispararle al asesino, pero de nuevo es golpeado en la cabeza. Esta vez es cabo Barrios, que le indica, que deben montarse en la tanqueta. Villamizar sube y observa que dentro están ya sus compañeros: el cabo Reyes de copiloto del sargento García. Zaraza, mojado y furioso dispara desde la torreta y maldice. Dentro de la tanqueta, están las dos cajas de fusiles de las que Reyes les había hablado la noche anterior.

Villamizar no pronuncia palabra alguna. Barrios estalla en carcajadas burlándose de Zaraza, que no sale de su indignación por haber sido bañado en excremento. Luego mira a Villamizar y le hace unas señas de ¿Qué le pasa?

-Es curioso que tengamos dos cajas de estas cosas ¿No y que los cubanos son los que tienen las llaves del parque?

-¡CUBANOS! Jajajajajaja… ese es un cuento que se inventan los viejitos retirados golpistas para excusar a la fuerza, curso, jajajajajaja. Todo es un caos. Todos roban, todos cobran, todos pagan, todo tiene un precio.


 -Se lo vamos a vender a gente que luego las usaran contra nosotros.

-No es tu problema. Métete en la jugada y ya. Preguntas demasiado, te angustias demasiado, filosofas demasiado ¡No te nos vayas a volver golpista!

-¿Quién es golpista?- pregunta el sargento García.

-El distinguido aquí.

-¡Mari/$”n! sal a darte besos con esos caraj)(%$ allá a fuera a ver ¡Ubícate pende)=”! eres de los nuestros.

-Oye Villamizar. Cálmate. Estás tan cag&/do que Zaraza es el que huele… ¡Jajajajajaja!

Mientras las bombas de pintura y molotov caen fuera de la tanqueta, nadando entre la rabia y las maldiciones de la población protestante, adentro hay un mar de carcajadas, pero la risa de Villamizar no está entre ellas.


Matute sigue recorriendo la autopista. El grueso de la marcha se ha retirado bastante, sólo quedan los focos de “guerreros de  franela” lanzando piedras y molotov. Es el turno de las motos. Cerca de veinte motocicletas pasa por un lado de Matute, es el momento de capturar manifestantes.

Matute está angustiado, sabe que en cada disparo de escopeta hay el peligro que su familia sufra una tragedia mayor. A un costado de la autopista observa a un grupo de Polinacionales deteniendo y golpeando a diez jóvenes manifestantes. Matute ordena quitarle las capuchas y los cascos a los que aún los cargan puestos. Ninguno de ellos es su hijo. El mayor Matute, continúa su camino. 

Un hombre vaga por la autopista entre el humo de las lacrimógenas y de los incendios. Matute le pasa por un lado y al ver el rostro del hombre, se asombra de ver como ha quedado desfigurado. Su rostro hinchado y ensangrentado, espanta a Matute.  


Mientras el caos reina en la Autopista Francisco Fajardo, la tanqueta se abre paso entre los escombros, basura, cauchos quemados, barandas y rejas de edificios, hasta llegar al puente militar que une la avenida Rio de Janeriro con la autopista. De allí, toma rumbo oeste para tomar la calle Harward de Bello Monte y luego entrar a la oculta avenida Orinoco, paralela a la autopista.


La tanqueta recorre las calles entre cacerolazos de los edificios aledaños. El sargento García busca el cruce con la avenida Caroní, allí cerca del mural, lugar donde se encontrará con “El Papilo”, jefe del “Colectivo Cuatro Raíces”.


La tanqueta se detiene y el golpeteo de cacerolas se intensifica, el cabo Reyes y el distinguido Zaraza, comienzan a ponerse nerviosos. De pronto aparece un par de motos con sus dos ocupantes y una camioneta pick-up Toyota con conducida por “El Papilo” y “El Pájaro”, y en el cajón, otros tres hombres. García desciende de la tanqueta, y de inmediato recibe un botellazo. Los hombres comienzan a abrir fuego contra los edificios. El cacerolazo amaina un poco y dejan de arrojar objetos desde los edificios, pero los gritos no cesan.


-Mira chamo ¿No me pudiste citar en otro lado? Aquí es zona de guarimbeo.

-¡Deja la lloradera y vamos a hacer este negocio rápido!-, “El Papilo” baja de la camioneta y revisa la parte de atrás de la tanqueta, las dos cajas con la mercancía codiciada.

-¡Todo como lo pediste! Hasta traje unos bolsos para que los cubras. Aquí seguro hay más de uno filmado con el teléfono esta reunión.

-Si va. Ya te traigo la plata- “El Papilo” le hace una seña a uno de los hombres del cajón de la camioneta, y este baja con un bolso. El hombre conocido como “El Dientón”, le entrega el bolso a su jefe y este al sargento García. -Ahí tienes. Diez mil en billetes de 100. No te va a dar mucho chance de contarlos.


-Noooo. Eso es rápido ¡Vengan acá! Reyes y Barrios cuenten esto aquí, no vaya a ser que el diablo este me esté dando papel periódico.

-¡Si hablas web()&%#”naas!

-Somos unos diablos haciendo negocios, conocemos el dólar mejor que dólar tudey y sabemos cuál es el farso- los tres hombres se reparten las pacas de dos mil y cuentan el dinero dentro de la tanqueta velozmente, mientras Villamizar y Zaraza, vigilan a los “cocosecos” y a la comunidad que rechaza a los uniformados desde adentro de sus casas.

No han terminado de contar el dinero cuando de pronto, desde el oeste aparece un grupo de muchachos vestidos de capucha y casco, algunos con máscaras antigases y otros sólo con un casco de moto, pintado con la bandera venezolana. Los vecinos aplauden y gritan eufóricos. Armados de valor, comienzan a llover botellas, basura y escombros desde los apartamentos hacia la tanqueta. Una de las botellas cae sobre uno de los motorizados escoltas de “El Papilo”, hiriéndolo en la cabeza. Los hombres del “COLECTIVO” desenfundan sus armas y disparan contra la comunidad y los jóvenes protestantes. Podrá morir uno a tiros, pero ellos morirán a golpes. Con rapidez, “El Papilo” y “El Dienton” suben las cajas sobre el cajón de la pick-up y arrancan a toda velocidad, chocando contra todo lo que se atraviese. Las motos arrancan también.


García se encierra en la tanqueta y da la orden a Reyes de arrancar y salir a la brevedad del lugar, pero los manifestantes, cerca de cien enardecidos jóvenes, acompañados de algunas mujeres y personas de edad madura, rodean la tanqueta y le arrojan todo cuanto consiguen.  

No hay salida de retroceso, las molotovs comienzan a llover sobre la tanqueta. Hay que dar marcha hacia delante, pero un protestante logra someter a Zaraza arrojándole una bolsa de basura, de las que abundan en el municipio de “Perra Loca”. Zaraza está comiendo desechos y bebiendo el lixiviado que sale de pútrida bolsa. 

Luego el mismo protestante, ayuda a otro a subirse en la tanqueta, este con un galón de pintura que vierte sobre el parabrisas. Reyes no tiene otra alternativa que rodar hacia delante sin saber que sucede allá afuera. Cinco manifestantes se ponen al frente y arrojan palos y botellas llenas de combustible a la tanqueta. Reyes pisa el acelerador. Los gritos son ensordecedores. Reyes siente como que el vehículo se levantó un poco. Acaba de atropellar a un manifestante.


García está desesperado, así que en un gesto que refleja su total pérdida de control, de la situación, desenfunda su pistola Walter P99, no precisamente su arma de reglamento, y abre la puerta para abrir fuego contra los manifestantes. Pero los manifestantes esperaban que algo así sucediera. Entre los diez que están aferrados al vehículo, abren la puerta sacando al sargento García, lo suficiente como para darle una paliza. En el esfuerzo por proteger su cabeza, García suelta el arma, perdiéndola en la calle.

-¡LIBERE LA PUERTA! ¡LIBERE LA PUERTA!- Grita un asustado Reyes, mientras Villamizar, hala con fuerza al sargento, para evitar que la turba se lo lleve para hacerle el juicio que jamás tendrá.

Moribundo, García levanta la palanca de seguridad de la puerta y la libera, dejando a los manifestantes tirados en la calle. La tanqueta no abandona el lugar, sin antes recibir otro par de molotovs en el capó.

La tanqueta de García y Reyes se regresa a la autopista, donde ocurre la batalla campal, entre los “soldados de franela” y los uniformados que sostienen al régimen de Nicodemo. A toda velocidad, la tanqueta huye de la escena donde se cometieron los crímenes de lesa humanidad y lesa patria, pero las redes sociales son más veloces. Hay al menos diez videos sobre el momento en que la tanqueta arrolló a un manifestante, y otros cinco videos donde ocurrió el intercambio de misteriosos bolsos con la gente de “El Colectivo”, y un video donde se ve a los efectivos contar el dinero.


Los piquetes de hasta 20 funcionarios, entre Polinacionales y Guardias Nacionales, siguen reprimiendo y cometiendo desmanes contra los manifestantes, llenando la atósfera de gas lacrimógeno e incluso, tratando de saquear o destrozar negocios y residencias aledañas a la autopista.


El mayor Matute recorre la autopista Francisco Fajardo, pateando y en ocaciones dando traspiés entre el mar de “perolitas”, casquillos o bombines de gas lacrimógeno. Matute, observa dos motos de la guardia a unos 150 metros de él. En una de las motos, en la que hay dos guardias, el parrillero, examina a un detenido. En la otra moto hay un solo ocupante. Matute al trote se acerca, es el capitán Zambrano. Él también tiene la angustia de Matute. Al ver que el manifestante no es su hijo, lo cachetea y lanza al suelo. El capitán Zambrano observa a Matute y lo llama.

-¡Mayor Matute!

-¿Señor?

-Ando buscando a un guarimbero de nombre Jonathan. Si lo ves, me llamas. Es una operación de alta inteligencia. NO se lo entregues al SIBOL sin antes presentarlo ante mí.

Por alguna razón, Matute cae en cuenta que Zambrano, está en lo mismo que él. Matute no resiste y le dice.

-Señor. Si usted ve a uno llamado Américo Matute, por favor, no lo entregue al SIBOL. Yo también me encargaré de él.

Los tres guardias lo miran con asombro, mientras el joven manifestante capturado, los mira, comprendiendo la angustia de los dos padres que buscan a sus hijos. Matute, observa a un grupo de socorristas de casco blanco y azul, atendiendo a varios manifestantes tras una barricada. De pronto el eco característico de un disparo se escucha. Los tres guardias motorizados se agachan y miran a los lados y a los edificios. Matute, no quita sus ojos de los socorristas y ve como uno de ellos, una mujer, por la vestimenta color lila, cae.


-¡Allí!- grita uno de los guardias motorizados señalando con el dedo el edificio de Seguros Latinoamericana. Se observan las tres cabezas sobresaliendo y se escucha un nuevo disparo.

-¡Coñ$%#! ¡Qué bol%&$#! ¡Están haciendo lo que decía el #CapitánHallaca! Están usando francotiradores.

Matute, mira de nuevo hacia el grupo de manifestantes que llevan a la mujer herida y le pide el favor a uno de los motorizados, llevarlo hasta allá. Zambrano, da su visto bueno, con una condición. Que lo acerque lo más posible, porque los manifestantes los pueden medio matar a ambos.

Mientras tanto, la tanqueta de García y Reyes pasa por los puentes militares de nuevo, hasta Las Mercedes. La tanqueta poco a poco se va deteniendo en la calle Madrid, hasta apagarse, quedando atravesada entre el medio de la vía y la acera. Los cinco guardias bajan del vehículo, el sargento García es cargado entre Villamizar y Reyes. Tiene la cara y cabeza partida. No se sabe cuán golpeado puede estar.

Los guardias colocan a su sargento en el suelo, este queda viendo la tanqueta sucia y humeante, llena de basura, chamuscada y sin una puerta. Villamizar se levanta. Observa el panorama. Ya la exposición permanente al gas lacrimógeno comienza a hacer mella en los efectivos, que no dudan en ponerse sus máscaras.

De pronto se oyen varias motos, pueden ser más de diez. Se oyen gritos. Villamizar se aleja de la tanqueta en dirección a la calle Monterrey, va hacia el norte. Al doblar la esquina está el grupo motorizado del sargento Valero, requisando y golpeando a una veintena de jóvenes.

Villamizar voltea hacia la parte norte de la calle y observa al cabo Rodas, golpeando y pateando a un muchacho. Cuando Villamizar se acerca, observa que es el muchacho del violín, que dirigía a los músicos en la marcha. Rodas lo toma de la camisa y lo lleva arrastras, lejos de la vista de sus compañeros de armas. Arroja al muchacho en la acera, saca su pistola y se prepara para ejecutarlo, como ya ha hecho en otras oportunidades, pero desde su moto.

-¡En 2014 mate a cinco como tu mari()&$! Y ahora llevo tres, basura civil, maldi/(&$- patea de nuevo al muchacho en el tórax- ¿Qué es esto? ¿Un violín? ¿Crees que con tu violín voy a dejar de matar a basuras como tú? ¿ESCUÁLIDO?- Rodas toma el violín, lo echa al suelo y de un solo pisotón lo destruye. El joven grita y llora por su violín. Luego, Rodas, apunta su arma contra el muchacho que no para de llorar su instrumento.

-¡Déjalo en paz! Ponlo con los otros para que lo presenten en tribunales- le exige Villamizar a Rodas apuntándolo con su escopeta.

-¡Tocar el Himno Nacional no es un delito!

-¡Cállate mama$%#”!bo!- Rodas patea al muchacho. Entonces la furia invade a Villamizar que dispara su escopeta contra un vehículo estacionado en el lugar, destruyéndole los vidrios y la puerta. Villamizar carga de nuevo su arma.

-¡No son perdigones de goma mal((&$#os asesinos! ¿Por qué los matan? ¿Por qué los matan? ¡Son vándalos! ¿Son golpistas? ¿Luchan por sus ideas equivocadas? ¡Son niños mald&/%#ón! ¡Tú los matas! ¡Ustedes nos quieren convertir en asesinos! ¡NO LO HARÉ!

-¡OK! ¡OK! ¡Oook! Hemos tenido un día malo hoy- dice el cabo Reyes, acercándose a Villamizar y poniéndose en medio de este y Rodas, que no deja de apuntar su arma contra el violinista -¿Y tú qué haces enfermo? ¿Y este carajito? ¡VETE DE AQUÍ SI NO QUIERES QUE TE MATEN! Ante el grito, el muchacho se pone de pie y corre lloriqueando hasta perderse en el humo de los cauchos quemados y el gas lacrimógeno.

-¡Te voy a llevar a juicio militar! ¿Sabes? El fiscal militar es mi padrino de Umpalumpa Egoró Bembé. Vas a ver.

-No creo en tu mier&/$#- responde Villamizar.

-¡Ay vamos Rodas! Sabes que Villamizar es evangélico y a veces medio mari()&$n así que esfuérzate más. Aquí nadie va a ir a juicio militar, porque si lo haces, nos arrastrarás a todos y entonces me obligarás a contarle a juez militar sobre las gandolas de gasolina en Perijá.

-¡No te atreverías!

-¡Siii! Le contaré a "Cisternita" en pleno juicio, como es que el Coronel Briceño y tú pasaban más cisternas de las que él mandaba. Luego no callaban con un bozal de arepas. Pero tú eras el que repartía, o sea que te quedabas con algo más. Sin contar otras cositas que dejabas pasar por la alcabala y que no reportabas ¿O es que creías que yo no me fijaba? Va a ser un jucio sensanional. Créeme, nadie va hablar de este incidente. Y tú dame acá esa escopeta o te la meteré por el cu&%#…- Reyes le arrebata la escopeta a Villamizar y lo empuja.

Rodas enfunda su arma y amenaza a ambos, pero es interrumpido por el sargento Valero que llega en su moto -¿Cómo es eso de las gandolas?-, Los tres soldados e ponen firmes.

-Nada señor conversábamos amistosamente ¡Señor!

-Estos guarimberos de mier%&$” están pateándonos el cu()/$ porque se nos acabaron las bombas y ustedes discuten… ¡VAYAN A TRABAJAR!

¡SI SEÑOR! Gritan los tres y se retiran.


El guardia motorizado lleva a Matute cerca de los manifestantes que llevan a la mujer herida. Entre gritos y llantos el grupo espera a que una moto con la cruz azul, la lleve al horpital. Matute se acerca para ver a la mujer herida y se lleva las manos a la cabeza y cae de rodillas. Es Marina, con un disparo en el cuello. Murió con los ojos abiertos, mirando al infinito, su boca ensangrentada y entreabierta. Los manifestantes entre llantos y gritos lamentan el asesinato y maldicen a los guardias. Una veintena de “guerreros de franela” llega al lugar corriendo a ver qué sucedió. Uno de ellos se quita la capucha, es Américo Matute hijo. Padre e hijo cruzan sus miradas de pánico y dolor. Ambos están paralizados ante la tragedia.

Mientras el hijo e Matute, llora a su hermana, la poblada se apresta a linchar al mayor. El guardia Motorizado lo rescata, escoltado por otro par de motos, que no huyen del lugar sin arrojar un bombín de lacrimógena.


Américo, hijo se queda inmóvil viendo a su padre irse.

MELODÍAS DE LA VICTORIA

Más al sur, llegando al final de la avenida principal de Las Mercedes, Wilson llora desconsolado la pérdida de su violín, aplastado por el cabo Rodas, “el guardia asesino”. Camina sin rumbo hacia el sur, emprendiendo la retirada, junto con el resto de los civiles asistentes a la marcha y que viven en el sur del municipio Baruta. Lloroso y derrotado, su paso se interrumpe por un viejo bus que circula en dirección contraria. Wilson pasa por un lado, junto con el resto de los marchantes que evacúan el área de conflicto. De pronto una voz lo detiene.

-Y usted coñito ¿Por qué está llorando?

-Esos mald()/$# Guardias Nacionales. Destruyeron mi violín ¿Hasta cuándo? ¿Qué daño les hacía mi violín? ¿Qué daño les hacia recordarles el Himno Nacional?

-Compórtese como un hombre y deje la lloradera- el conductor de la buseta hace unas señas y la puerta se abre. Un joven con un cuatro en una mano, y un viejo violín rústico, en la otra, desciende e invita al violinista derrotado y entristecido, a unirse.

En un camión de la Guardia Nacional, son montados los jóvenes capturados en la autopista, a la altura de la calle Madrid. Los hombres del sargento Valero empujan a los jóvenes atados con tie-wrap, dentro del camión, amenazándolos con sus pistolas. Los llevarán ante un tribunal militar que los acusará de “Traición a la Patria” (entendida como pedir renuncia a Nicodemo, no militar en el #PUFS y desconocer la constitución del “Burro” escrita por el gordo Carrao).

Mientras el sargento García trata de recuperarse. Una melodía que se escucha desde la avenida principal de las Mercedes lo despierta y llama la atención de guardias y detenidos.

-¿Qué es eso? ¿Es un violín? ¡Hey Villamizar! ¡Tu novio el del violín volvió!- grita burlón el cabo Barrios.

Pero el sargento García pide a todos silencio, no le gusta lo que escucha… -¿Las Brisas del Torbes? No, no, no es bueno ¡No es bueno!

Un par de Polinacionales en moto, aparece desde la esquina –El carajito del violín viene por la principal de las mercedes con un conjunto musical, cuatro mandolina y unos tipos vestidos con franelas de rayas amarillo y negro.

-Jajajaja ¿amarillo y negro? ¿Eso es para que les disparemos mejor?- exclama un guardia nacional bastante joven desde la cabina del camión. Reyes lo mira con pánico.

-Oye curso ¿Tú nunca has servido fuera de Caracas verdad?

-No. Yo entre en la guardia hace dos meses.

-La franela del Deportivo Táchira, no significa “disparen”, significa ¡“CORRAN”!

La melodía suave y melencólica de las Brisas del Torbes cambia al Gavilán Tuyero a un compás bastante acelerado. Seis cometas surcan el cielo en trayectoria parabólica desde la esquina hasta la tanqueta accidentada y la cabina del camión donde llevan a los detenidos.

-¡LA TANQUETA! ¡LA TANQUETA! ¡EL DINERO!- La tanqueta estalla en pedazos al caerle encima una bomba molotov con el “el fuego verde” el “fuego valirio“, la tropa del sargento García se ha quedado sin su “Divisa”.

Los detenidos aprovechan la distracción y se bajan del camión abalanzándose sobre los guardias. Los guerreros de franela amarilla y negra, escudo de aluminio, cuñas de caucho en mano y bate de aluminio en la otra aparecen por la esquina sur, arremeten contra los esbirros. Los detenidos se liberan y comienza la pelea. Algunos de los detenidos se hacen de las escopetas y escopetines de los guardias, pero no les disparan, llueven los culatazos, incluso para los que andan en moto, que prefieren huir. Los guardias en su huida tropiezan entre las perolitas de gas lacrimógeno que han arrojado en la calle durante un solo día de protestas, mientras los guerreros recién llegados los corretean a punta de molotov y bombas con latas de aerosol.


En la moto, Matute escucha como su celular no para de repicar. Mira quien llama, es su mujer. Él no contestará, sabe que su mundo, su familia se ha desmembrado totalmente. Su estómago y su corazón se retuercen, incluso su brazo izquierdo comienza a doler. Matute no pudo cumplir con su esposa, cuando esta le pidió no matar a sus hijos. Frente a él está la torre de Seguros Latinoamericana. Matute pide que lo dejen en esa torre. El guardia que conduce la moto, un sargento segundo, obedece la orden del mayor y lo deja en las escalinatas de la entrada.


Matute se sacude y muy circunspecto, se dirige a la torre. En el lobby se identifica y pide acceso a al último piso. Los vigilantes le permiten el acceso, pensando que este, forma parte del “operativo” que se lleva a cabo allá arriba. Al llegar al piso 27, Matute se dirige hacia el módulo de escaleras de emergencia. Allí está, quizá, uno de los tres, cuyas cabezas, pudo divisar el guardia. El hombre está contento. En dialecto malandro habla por el celular de algún negocio turbio o de la rumba de este fin de semana en alguna playa isleña. De pronto Matute se acerca a este con su identificación en una mano, y la pistola en la otra.

 En la cornisa este, del helipuerto del edificio de Seguros Latinoamericana, están dos hombres del SIBOL, tendidos en el piso. Uno de ellos con un fusil Dragunov SVD-63 y el otro con un telescopio. Ambos midiendo un nuevo blanco para aleccionar a los manifestantes. Es el Plan Zamora fase III, o sea, deben morir tres manifestantes por día, y ya llevan dos. Pero la búsqueda de la tercera víctima es interrumpida por el mayor Matute, que se planta detrás de ellos.


Una camioneta del SIBOL llega a las escalinatas de la torre donde está el nicho de los francotiradores. De ella desciende un comisario que viene a ver cómo van las cosas allá arriba. Está muy calmado por ser esta una “Zona Verde” o zona dominada por las fuerzas represoras. Un vigilante del lobby, le advierte al funcionario que hace diez minutos un Guardia Nacional había subido a hacer un “relevo”. El comisario se sorprende, porque él es el relevo, y de pronto se escucha un estruendo y varios gritos en la calle. Cuando el comisario sale, fusil en mano, observa que hay un cuerpo tirado sobre la cabina de su camioneta, rompiendo todos los vidrios y otros dos cadáveres tirados en medio de la vía y un fusil de francotirador tirado en la plazoleta, que queda al cruzar la calle. Uno de los cadáveres es el del mayor Matute.
TRAIDORES Y TRAIDORAS

El Sargento García es llevado arrastras por la autopista Francisco Fajardo por los Cabos Reyes y Barrios. Zaraza y Villamizar van a la retaguardia, pendientes de quienes puedan venir más atrás. Una columna de guardias motorizados y tanquetas se acerca. Sólo el capitán que dirige a los motorizados, se detiene para preguntar qué sucede.


-¡Cabo Reyes Señor! Contingente 16. Fuimos correteados en Las Mercedes, nos quemaron la tanqueta y un convoy.

-¡AH! ¡Ustedes son los famosos! No me los puedo llevar, pero ya vendrán por ustedes.

-¿Famosos señor?

-La tanqueta de ustedes está dándole la vuelta al mundo. Se vio cuando atropellaron a un grupo de manifestantes y se vio también lo que hacían lejos del lugar de la protesta ¡Los van a jod#$/! Porque todo se vio en la rueda de prensa de la Fiscal-, informa el conductor de la moto.

-Al cabo Rodas lo está buscando la PTJ por el caso del chamo que mataron con la lacrimógena hace tres días. Los jefes dicen que la Fiscal los ha traicionado ¿Y sus armas?- pregunta el guardia parrillero.

-No las tenemos- ante estas palabras los motorizados niegan con la cabeza y se retiran con su grupo de motorizados.

La fiscal se deslinda del discurso oficial al revelar que Juan Arellano y otros veinte manifestantes fueron asesinados por disparos directos de bombas lacrimógenas del tipo cartucho. En la rueda de prensa se mostraron cerca de treinta videos donde se observa la práctica criminal del uso de un arma no letal, como arma letal. También se mostraron pruebas de uso irregular de fuerzas paramilitares y del uso de armas de guerra en la represión de las manifestaciones. Nicodemo y su combo arden de ira y deciden desenterrar los pecados de la Fiscal, para proceder a su destitución. Ella al conocer y encubrir los crímenes de sus nuevos enemigos, está preparada para ir a la guerra.
El cabo Rodas vaga por las calles de Bello Monte, buscando volver al cuartel en el Centro Comercial Cuatricentenario en Plaza Venezuela. Rodas escapó de ser casi linchado por la poblada de protestantes que lo reconoció en el video de Olavarría, donde, Juan Arellano fue asesinado. Video que fue retransmitido por la Fiscal en su rueda de prensa. Las bombas lacrimógenas que llevaba en su pechera y su arma de reglamento lo salvaron de tener un destino mortal.

Un grupo de veinte motos con miembros del “COLECTIVO”, rodea a Rodas y este da gracias por ser “rescatado” por los camaradas.

Tres camionetas del SIBOL interceptan al grupo del sargento García en la autopista a la altura de Sabana Grande. Los cuatro guardias fueron capturados y llevados a “La Tumba” por insubordinación, no por haber atropellado a los manifestantes. Traducida la insubordinación, como desconocer la orden de “evitar a toda costa, ser grabados o fotografiados mientras asesinan manifestantes”.

La Tumba está desbordada. Hay más de 3 mil detenidos entre civiles y militares. Todos condenados a 30 años por “Traición a la Patria”, en el tribunal militar express del general “Cisternita”. La instalación está a punto de colapsar y los manifestantes de 2017, no son las mansas palomitas de 2014. En sus celdas planifican desde ya, un motín.

El Aritmático Matemático, comandante del SIBOL, espera que la nueva constituyente, decrete la pena de muerte, para poder darle una “solución final”, a tantos escuálidos.

A la mañana siguiente, los detenidos, apiñados en sus celdas, reciben el diario “Minicipio Revolucionario”, órgano de propaganda de “Perra Loca”. Ese periódico es vital para los detenidos poder ir al baño a hacer sus necesidades y limpiarse. 

Pero la foto de la portada llama la atención de los miles de detenidos. Es el cadáver del cabo Rodas, tirado en una cuneta de la autopista y con media docena de disparos en el pecho y la cabeza. Los detenidos están consternados, porque saben que Rodas huyo corriendo entre el humo de sus bombas e hiriendo a varios protestantes a disparos y eso quedó grabado.
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Dedicado a los jóvenes de Venezuela, protagonistas de esta lucha por la democracia.



Dedicado a los caídos.



Dedicado a los guerreros que luchan por la libertad de todos.



Dedicado a nuestros jóvenes médicos y enfermeros de la cruz verde.


NO A LA CONSTITUYENTE FRAUDULENTA
SI A LA DEMOCRACIA.

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